¿Cuál es el mejor momento para que un niño deje el pañal y pase a usar el retrete? Como cualquier cambio en la vida lo mejor es ir poco a poco y adaptarse a las necesidades que muestre el niño en cada momento. Eso sí, no hay que dormirse en los laureles y dejar que sea el menor quien decida el ritmo. Los padres deben ayudar a que este proceso sea llevadero para sus hijos y animarles a realizarlo.
Atento a las señales
A medida que va creciendo, el niño va aprendiendo que en determinados momentos siente la necesidad de del pis o la caca. Los menores indican estas situaciones a través de señales como acudir a un rincón y sentarse cuclillas, empieza a nombrar sus deposiciones o buscan un pañal seco, señal de que al pequeño no le gusta estar mojado.
Todas estas pistas indican a los adultos que el niño es plenamente consciente de cómo va acabar la situación una vez que siente las ganas de hacer sus necesidades. Otra de las señales que pueden hacer los hijos en este sentido es tratar de imitar a sus padres y hermanos cada vez que estos acuden al servicio, esto indica que han entendido para qué sirve.
Animarlos, no agobiarlos
Una vez detectadas estas señales habrá que hacer saber al niño que cada vez que sientan estas necesidades, deben avisar a los padres para que estos los lleven al servicio para aliviarse. Una tarea para la que hay que tener paciencia pues en algunas situaciones en las que el menor está jugando y pasándoselo bien puede ignorar este aviso y seguir disfrutando del ocio.
Por este motivo es bueno que durante los primeros pasos el niño siga llevando pañal para evitar males innecesarios. También durante la noche será bueno que los pequeños sigan portando estos productos ya que durante el sueño los esfínteres pueden relajarse y ocasionar algún escape que ensucie su ropa.
Tampoco hay que agobiar a los niños haciéndole entender que ya debe comportarse como un adulto a la hora de ir al servicio. Hay que dejarle su tiempo, a que aprenda a funcionar por su cuenta. Para ayudarlo en esta labor se le puede comprar un orinal apropiado para su estatura. Otro producto que puede ayudar son los adaptadores para la taza del retrete ya que en muchas ocasiones el niño puede tener miedo a caerse en su interior viendo la abertura tan grande.
Crear una rutina
Despacio y con buena letra. Una vez se haya comenzado el proceso de abandono del pañal, es importante no desistir en este trabajo. Un día sin trabajar para que el niño comience a usar el retrete, puede suponer empezar el proceso desde cero. Cada día hay que preguntar a los pequeños si sienten estas necesidades y en caso de que responda que sí llevarlo al servicio para que hagan sus deposiciones.
En definitiva, crear una rutina en la que el niño acabe comprendiendo que cada vez que tenga estas necesidades, debe avisar a sus padres o a cualquier adulto que se esté haciendo cargo de él para que lo lleve al servicio. Es importante nunca eludir estos avisos, en todo momento hay que tratar de dejar lo que se esté haciendo para acompañar al pequeño al servicio y contribuir a este proceso.
Damián Montero
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