MADRID, 27 Junio
Aunque la mayoría de objetos que los niños se tragan accidentalmente suelen acabar expulsados por el propio sistema digestivo, las cosas se complican cuando se trata de imanes.
Especialistas británicos relatan esta semana el caso de dos niños que tuvieron que ser intervenidos después de ingerir varias piezas magnéticas desprendidas de alguno de sus juguetes.
Como explican Anil Thomas y Sandeep Motiwale, del Centro Médico Queens (en Nottingham, Reino Unido), al tragar varios imanes, estos se atraen entre sí en el interior del organismo, atrapando entre medias algunos tejidos del sistema digestivo, lo que puede desembocar en una fístula.
Eso es lo que les ocurrió, con muy poca diferencia de tiempo, a dos niños de 18 meses y ocho años que tuvieron que ser intervenidos en este hospital británico después de ingerir accidentalmente pequeñas piezas magnéticas desprendidas de algún juguete.
El doctor Santos García, coordinador de las Urgencias infantiles del Hospital Universitario La Paz de Madrid, explica que en su centro también trataron un caso similar hace unos años. «Si se ingiere un sólo imán, se comporta como otro cuerpo extraño y lo normal es que acabe expulsado naturalmente en el 98% de los casos». Sin embargo, añade, cuando se trata de más de un imán, el peligro se produce por la atracción entre las piezas.
Leer más: El Mundo