Es habitual que cuando los niños llegan a la edad de 4 o 5 años, los juegos que antes compartían con sus hermanos se vean sustituidos muchas veces por peleas. Las riñas son habituales en las familias con más de un hijo debido a que la rivalidad entre hermanos es casi inevitable. La peleas entre hemanos dependen de la edad de los niños y del tiempo que se lleven entre ellos.
Cuanto menos tiempo se lleven los hermanos, más momentos de juegos podrán compartir, pero más discutirán entre ellos. En cambio, cuanto más alejados estén en edad, los enfrentamientos serán mucho menores, pero no podrán compartir tantas actividades.
Las peleas se convierten en un motivo de preocupación para los padres porque temen que sus hijos puedan llevarse mal de mayores, además que supone una frustración llegar a casa después del trabajo para compartir lo que queda del día con tus hijos y que estos se pongan a discutir.
Principales motivos de las peleas entre hermanos
Las peleas entre hermanos suelen surgir alrededor de entre los 4 a los 6 años. Hay veces que las peleas pueden ser solo una fase o llegar a convertirse en una costumbre familiar. Realmente los niños se pelean por todo y por nada, por el trozo más grande de chocolatina, por el juguete más divertido aunque lo que les lleva a discutir es realmente afirmar su identidad, marcar sus límites y llamar la atención y la dedicación de los padres. Cuando un niño grita, llora, se enrabieta lo que está intentando es que sea escuchado por su familia.
Qué hacer ante las peleas entre hermanos
Es importante aprender que los hijos son diferentes por su edad, su temperamento, las circunstancias de su nacimiento, su personalidad de manera que hay que actuar de forma diferente con cada hijo buscando no tanto la igualdad sino la equidad. En todo caso, hay que tener en cuenta una serie de pautas ante las peleas:
1. Evita las comparaciones entre los hermanos. No hay una persona que sea igual a otra, y aunque venga de los mismos padres, tampoco los hermanos son iguales pero es importante no resaltar los defectos o las virtudes de uno frente a otro pues esto aumenta la rivalidad y los celos.
2. Deja que ellos resuelvan sus propios conflictos. No intervengas nada más empezar la pelea y haz que se sientan responsables de poner fin a la situación de riña.
3. Trata de hacer planes para volver a casa. Es normal que los hijos reclamen la atención de sus padres y peleen porque le atiendan a él primero antes que a su hermano. Para evitar esta situación, planifica tu tiempo para que al volver a casa puedas dedicar un momento individual para cada uno de ellos.
4. Fomenta el afecto y el buen humor entre los hermanos. Enséñales lo importante que es la unión entre los hermanos y lo presentes que estarán en sus vidas cuando los padres falten.
5. Evita las situaciones de enfrentamiento y fomenta las actividades en las que participen juntos y necesiten la ayuda del otro. Ante todo, ten paciencia y sé constante.
Isabel Martínez
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