Siempre hemos escuchado decir que la educación de los hijos viene del hogar, es así que debemos ser conscientes de estas palabras, para impartir buenas enseñanzas que queden en la memoria para toda la vida. Evitar que los niños se acostumbren a las rabietas y llantos para conseguir lo que desean, de tal forma que transformaremos un pequeño mimado en un niño tirano que puede llegar a destruir la convivencia y paz de la familia.
Desde bebés tenemos que marcar límites a los hijos, ser firmes con nuestras decisiones y educarlos con mucha tolerancia, de tal manera que desarrollaremos mejor su conciencia y empatía hacia los demás.
Por qué mimamos a los niños
Es innato en todos los padres querer proteger a los hijos para que no sufran y evitar que sus hijos padezcan incomodidades. No soportaríamos una mirada de desprecio o un arrebato del pequeño que nos haga sentir como los peores padres. Muchas veces para evitar que los hijos nos lancen un «te odio» o «los padres de mis amigos no los obligan» etc. hacemos cualquier cosa para complacerlos y sin pensarlo terminamos cambiando reglas establecidas y dándoles lo que quieran en ese momento.
Teniendo esta actitud solo contribuiremos a maleducarlos, no confundamos el hecho de que el niño esté contento solo porque accedemos a sus caprichos, debemos saber diferenciar las enseñanzas que les brindamos.