Todos hacemos planes y propósitos de Año Nuevo, empezamos un nuevo ciclo y con ello nos planteamos nuevas intenciones. Pero, ¿qué ocurre con nuestros pequeños?, ¿ellos también hacen propósito de año nuevo? ¿Debemos insistirles en que los hagan? ¿Es bueno para ellos? Y en tal caso, ¿cómo deben ser estos buenos propósitos?
Todas las personas estamos en constante desarrollo, y los niños especialmente evolucionan. Los propósitos nos sirven de base para el desarrollo personal, para mejorar lo que somos y acercarnos a lo que nos gustaría ser.
Los propósitos de Año Nuevo en los niños
Los niños necesitan propósitos de Año Nuevo, como intenciones, como objetivos a cumplir. No se trata de centrarnos en el objetivo, en el propósito en sí mismo, sino en el recorrido para lograrlo. El propósito es aquello que guiará la conducta del niño para lograr un fin. No importa si el fin se cumple o no, pero sí importa cómo ha dirigido su conducta y lo que ha aprendido.
Los niños nacen sin saber qué es lo adecuado, y poco a poco irán aprendiéndolo en un proceso de desarrollo social. Saber qué es lo que tienen que hacer y que metas han de perseguir es un gran aprendizaje al que deben enfrentarse, los propósitos son una manera divertida y clara de acercar a los niños a sus metas.
¿Cómo deben ser los propósitos de Año Nuevo en los niños?
Los propósitos de Año Nuevo en los niños, han de ser entendidos como intenciones, como metas que guíen su modo de actuar. Veamos cómo podemos plantear estos propósitos:
1. Propósitos claros y bien definidos. No podemos proponer un propósito como portarse mejor, debemos definir qué es lo que esperamos del niño. Por ejemplo, podemos proponer los siguientes propósitos: ayudar a recoger, hacer los deberes, no contestar, etc.
2. Los propósitos han de ser consensuados con el niño, e incluso decididos por él. Si queremos que se implique y que comprenda el sentido del mismo, es importante que sea una decisión suya y no una imposición externa.
3. Propósitos realistas que el niño pueda cumplir, no podemos proponerles metas difíciles a lograr en un largo plazo de tiempo. En su lugar optaremos por metas o propósitos que el niño pueda lograr, en un tiempo más o menos corto.
4. Los propósitos deben ser atractivos para el niño. Es decir, además del propósito le mostraremos el beneficio que con el mismo puede lograr.
¿Cómo ayudamos a los niños con sus propósitos de Año Nuevo?
Para que el niño cumpla sus propósitos de Año Nuevo podemos ayudarle y acompañarle en dicho proceso, veamos cómo podemos hacerlo:
1. Decidimos juntos, habla con el niño y escúchale, deja que decida sus propósitos. Puedes orientarle y guiarle, pero la decisión ha de ser suya.
2. Anota cada propósito en una cartulina que quede a la vista. Es importante que el niño nos ayude con esto. Entre todos podemos hacer el tablero de propósitos. Podemos hacer un tablero para cada mes, donde anotamos el propósito y dejamos un recuadro para cada día. En ese recuadro haremos una marca cuando cumplamos con el propósito y una marca cuando no cumplamos. La marca puede ser un dibujo, una pegatina, etc. Lo importante es que el niño sea consciente de su progreso. Por ejemplo, si uno de sus propósitos es bañarse solo, cada día que lo haga lo marcamos.
3. Podemos establecer un sistema de refuerzos. Por ejemplo cuando haya cumplido 10 días con el propósito le premiamos con algo, como ver la película que elija, darle su postre preferido, jugar a lo que él quiera, etc.
4. No presionaremos al niño, intentaremos que el mismo se implique con su tablero y con su plan.
5. Es importante que nosotros como adultos nos impliquemos y cumplamos también con nuestros propósitos. Los niños aprenden más de lo que ven, que de lo que les decimos.
Celia Rodríguez Ruiz. Psicóloga clínica sanitaria. Especialista en pedagogía y psicología infantojuvenil. Directora de Educa y Aprende. Autora de la colección Estimular los Procesos de lectura y escritura.
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