Niños consentidos, sin conciencia de los límites, que organizan la vida familiar, dan órdenes a sus padres y chantajean a todo aquel que intenta frenarlos… Si a estas edades le consentís caprichos, contestaciones, malos modos, imposiciones, porque estáis cansados, porque «no es para tanto, todavía es pequeño», o porque tenéis miedo a que «coja un trauma», estáis equivocados si pensáis que ya cambiará cuando sea más mayor.
Con esta actitud vuestra le estáis «ayudando» a ser un adolescente agresivo, violento y maltratador tanto hacia sus padres, como hermanos, tutores y compañeros. En definitiva, se convertirá en un hijo desafiante que terminará imponiendo su propia ley, y lo que es peor, no será feliz.
Tu hijo es tirano si…
Si abusa de su poder, superioridad o fuerza en cualquier concepto o materia. Consigue que se haga lo que él quiere. Estas características son la antesala de la agresividad infantil.
En general, los niños tiranos son niños caprichosos, sin límites, que dan órdenes a los padres, organizan la vida familiar y chantajean a todo aquel que intenta frenarlos. Quieren ser constantemente el centro de atención, son niños desobedientes, desafiantes, que no aceptan la frustración. No saben escuchar.
Qué es lo que NO hay que consentirle
– Que no cumpla las normas de casa. Tener una disciplina no significa traumatizarle, significa enseñar.
– Que siempre se salga con la suya. Alguna concesión es sinónimo de alegría. Pero un «No» es un «No».
– Resolver siempre sus problemas. «No sé doblarme la camisa, me la doblas tú».
– Malos modos o falta de respeto a los padres. Siempre se le dice que ese modo de comportarse no se le consiente y de manera enérgica, que es distinta a chillar.
– Darle todo lo que pide. Las chuches, los regalos, los caprichos, nunca saciarán su hambre de tener más. Si le dices NO, le ayudarás a enfrentarse a las frustraciones y a crecer en autodominio.
– No exigirle obediencia: le estarás ayudando a luchar por imponer su poder y crecerá pensando que las normas no son para él.
No le consientas los chantajes
Las causas de la tiranía residen en una sociedad permisiva que educa a los niños en sus derechos pero no en sus deberes, donde ha calado de forma equívoca el lema «no poner límites» y «dejar hacer», abortando una correcta maduración. Los roles parentales, clásicamente definidos, se han diluido, lo cual es positivo si se comparten obligaciones y pautas educativas, pero resulta pernicioso desde el posicionamiento de abandono y el desplazamiento de responsabilidades.
Para evitar el crecimiento de la agresividad, hemos de educar a nuestros jóvenes, y ya desde su más tierna infancia hay que enseñarles a vivir en sociedad. Por ello han de ver, captar y sentir afecto, es preciso transmitirles valores. Entendemos esencial formar en la empatía, haciéndoles que aprendan a ponerse en el lugar del otro, en lo que siente, en lo que piensa.
Instaurar un modelo de ética, utilizando el razonamiento, la capacidad crítica y la explicación de las consecuencias que la propia conducta tendrá para los demás es positivo para evitar niños agresivos. Acrecentar su capacidad de diferir las gratificaciones, de tolerar frustraciones, de controlar los impulsos, de relacionarse con los otros.
Consejos educativos para evitar consentir a los niños
– La expresión «mi hijo me ha salido así», no es válida. Los hijos no salen como la fruta, sino que se forman. Existen causas que explican la agresividad infantil.
– Es fundamental poner unas normas de disciplina durante los tres primeros años de vida.
– No te creas que te va a querer más si le consientes todo. En la medida en que le exijas, te querrá más. Y acuérdate después de decirle que le quieres mucho, con un abrazo.
– «Por más que le digo NO seriamente a muchos de sus caprichos, sigue cogiéndose rabietas y enfados»; no te preocupes, la maduración lleva su tiempo. Pero no cedas.
– Siempre que se dirija a vosotros de malas maneras debe recibir una sanción y siempre pedirá perdón.
– Pensar si en vuestros planes y actividades vuestro hijo «sigue siendo el rey». No os acostumbréis a organizar la vida familiar en función de lo que «quiera el niño».
Ana Aznar
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