Con la llegada de los Reyes Magos, debemos «investigar» un poco para descubrir juegos y juguetes que no sólo les resulten divertidos, sino que también contribuyan a su aprendizaje y adquisición de destrezas, entre otros muchos valores. Cuando los niños juegan, también exploran y descubren. Por eso, el juego es tan importante y necesario.
El juego resulta imprescindible para el desarrollo de la imaginación de los niños, lenguaje y fuerza emocional y cognitiva. El juguete ideal para cada edad les permite adoptar diferentes roles e interpretar papeles. Kathleen Alfane, directora del Laboratorio de Juego de Fisher-Price, afirma que «jugar proporciona a los niños la oportunidad de aprender a trabajar en grupo, a compartir, a negociar, a resolver conflictos y a aprender habilidades de autoprotección.
Los niños más introvertidos son capaces de expresar sus puntos de vista y frustraciones con el juego y es un componente importante de la educación social y emocional. El juego ofrece a los padres una gran oportunidad de involucrarse totalmente con sus hijos».
Y además, esta experta comenta que » vale la pena que los padres se involucren con sus hijos en el juego porque no sólo es una actividad divertida, sino que además esta interacción permitirá desarrollar un vínculo especial entre padres e hijos. Los padres más ocupados pueden no tener mucho tiempo para jugar con sus hijos en casa, pero la calidad de tiempo que pasan juntos es muy preciada y puede dar grandes frutos. Tan importante es sentarse detrás y ver cómo juegan, como entender realmente qué piensa el niño, cómo se está desarrollando cómo se relaciona con los demás».
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El juguete ideal para los niños por edades
Un factor clave a la hora de elegir un juguete es la edad del niño o niña al que va destinado. La mayoría de expertos recuerdan que no sólo debe tenerse en cuenta la edad del niño, sino su etapa de desarrollo. En este sentido, es importante tener presente que comprar un juguete de una edad superior a la del niño puede crearle desinterés e incluso algo de desilusión porque no sabe que hacer con el regalo. «The Juguetologist» nos realiza la siguiente clasificación de juguetes por edades:
Juguetes de 0 a 6 meses: aquellos que estimulan sus sentidos, como móviles que cuelgan de su cuna, juguetes de colores contrastados con luces y movimientos, muñecos suaves y blandos, etc.
Juguetes de 6 a 9 meses: deben elegirse juguetes con centros de actividades y módulos apilables.
Juguetes de 9 a 12 meses: juguetes que les permitan introducir piezas pequeñas en recipientes más grandes y descubrir y explorar sorpresas que esconden (apretar botones, abrir y cerrar puertas, girar llaves…).
Juguetes de 12 a 24 meses: arrastres, encajes, juguetes que reproduzcan objetos reales, como teléfonos, camiones, muñecos…o que emitan sonidos o llamen la atención por su tamaño.
Juguetes de 2 a 3 años: triciclos, construcciones o encajes sencillos como todos aquellos juguetes que ayuden al niño a representar situaciones y personajes imaginarios.
Juguetes de 3 a 5 años: juegos que requieran una dosis de concentración como los juegos de encajar piezas, de montaje o juegos de mesa sencillos.
Juguetes de 6 a 11 años: para los más jóvenes, juguetes que aumenten su curiosidad (experimentos, microscopios, etc.) y les permita empezar a leer, escribir y realizar operaciones matemáticas sencillas.
Juguetes a partir de los 8-9 años: juguetes para disfrutar en grupo al aire libre, que promuevan un trabajo manual más complejo, o juguetes audiovisuales y electrónicos.
El juego como instrumento socializador
A partir de los 7 años, el juego tiene que desarrollar su conducta de socialización y tiene que constituir la base sobre la que se asentará el inicio de la relación de amistad. Por eso, de forma paulatina, las actividades lúdicas deben hacerse cada vez más sociales y con los amigos.
Suele iniciarse en esta etapa el juego con videoconsolas y videojuegos, y en la medida que se pueda, deben orientarse más a practicarlas en grupo que en solitario.
La improvisación y el ingenio, con la creatividad y el ajuste a unas normas, pasan a ser la clave de juegos sociales con representaciones, dramatizaciones, simulaciones, imitaciones, adivinanzas etc.
Además a partir de esta edad se inicia la etapa en la que los juegos tienen reglas que los jugadores deben acatar y cumplir. La estructura psicológica del niño ya le permite la comprensión y asimilación de las mismas, y el aprendizaje está lo suficientemente consolidado como para que se establezca en los pequeños jugadores, una incipiente conciencia ética que les indica que el no cumplimiento de las normas que rigen cada juego les coloca en la situación de tramposos, suscitando con ello el rechazo por parte del grupo.
El objetivo es que, a través del juego, se aprenda progresivamente a aceptar al otro con sus peculiaridades, a respetar la autoridad de los árbitros y líderes, a experimentar la frustración de perder, a tratar adecuadamente a los compañeros de juegos y a asimilar tanto la adversidad como la suerte, mejorando el autocontrol.
Conchita Requero
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