¿Eres de esos padres que alargas la infancia de tu hijo pequeño y la estiras como un chicle? ¿Le consientes demasiadas cosas? ¿Le proteges en exceso y todas sus acciones las disculpas? ¿Delegas demasiadas cosas en su hermano o hermanos mayores y les responsabilizas de las travesuras del benjamín?
O por el contrario, ¿le prestas poca atención porque crees que tu hijo o hijos mayores necesitan más ayuda? ¿Se siente alguna vez el único? Ser el pequeño de la casa, puede tener sus ventajas y también sus inconvenientes.
En la educación del hijo pequeño de la familia, normalmente hay menos agobios por parte de los padres. Tienen ya la experiencia suficiente para dar importancia a lo que verdaderamente lo tiene. Con el primero se alarman por más cosas. Además, la dinámica del hogar está más estructurada y esto proporciona seguridad para educar al hijo pequeño.
Características del benjamín de la casa
Los profesores son los que, por regla general, se dan cuenta de que un alumno suyo es «el hijo pequeño«. ¿Por qué? Estas son algunas de las sospechas o características para percibir que es el benjamín:
1. Felices, pero menos responsables. Por regla general, suelen ser niños felices y descomplicados, en ocasiones suelen manifestar cierta «vaguería», a efectuar acciones porque están acostumbrados a que los demás le resuelvan los asuntos (y saben como conseguirlo); tienen cierta tendencia a «escurrir el bulto», son menos responsables porque saben que siempre hay alguien detrás para hacerles las cosas.
2. Tienen un sello en el colegio. En el colegio, el hermano pequeño de una familia numerosa suele tener una especie de sello. Son niños muy autónomos, que se integran rápidamente en la dinámica de la clase, tienen facilidad para relacionarse con los otros niños, son dinámicos, con muchas ganas de aprender, son alegres y extrovertidos; aunque también suelen ser peleones, les cuesta compartir, son acaparadores, si no consiguen lo que quieren utilizan el arma de la rabieta, tratan de salirse con la suya, buscan artimañas para no tener que poner demasiado esfuerzo en las cosas.
3. Más alegres y abiertos en las familias numerosas. Los hijos pequeños de una familia numerosa, por ejemplo, en la que hay poca diferencia de edad de unos de otros, suelen ser más alegres y sociables, muy resueltos, saben manejarse y son autónomos, suelen estar bastante estimulados tanto en el área del lenguaje como en el desarrollo motor, tienen ganas de aprender y hacer las cosas por si solos porque quieren parecerse a los mayores. Están rodeados de cariño y con la autoestima bastante alta.
4. Afectuosos y mimosos. Si los benjamines están demasiado atendidos y protegidos por los hermanos mayores, la atención que los hermanos pequeños reciben de sus padres es solo por la vía afectiva. Entonces, suelen ser niños mas afectuosos, a los que se les mima y contempla más, hacen mas gracia a los padres, la relación con ellos resulta agradable y gratificante. No suele haber enfrentamientos, se cede con facilidad a sus demandas antes de enfrentarse a la rabieta, pero les hace falta una atención intelectual y formativa en hábitos, que es la que se suele delegar en los hermanos mayores (cuéntale un cuento, bañalé, ayúdale a vestirse, dale de comer,…).
5. Pequeños tiranos. Otras veces, sin embargo, se nota que es el «benjamín» porque actúa como un pequeño tirano. Por ejemplo, cuando entre él y los demás hermanos hay una diferencia de edad notable, es frecuente que las cosas sean muy diferentes. Suele ser más dependientes de lo normal, no se le deja crecer porque es el último y todos los miembros de la familia le tratan como al «peque», se le solucionan todas las dificultades, se le hace «blando». ¡Peligro¡ Sin darnos cuenta, les estamos convirtiendo en un «pequeño tirano» al que nadie le lleva la contraria. Le estamos consintiendo acciones que no se les permitió a los mayores.
Los hermanos mayores, modelos a imitar
Una circunstancia que juega a favor de educar al hijo pequeño de la casa, es que tiene más modelos a imitar. Esto puede ser positivo en cuanto a que van adquiriendo hábitos y aprendizajes por si solo que en los mayores llevó más tiempo y esfuerzo, pero también puede suponer saltarse alguna etapa por querer ser y hacer como los mayores. Por eso es importante observar sus características, personalidad y actuar con calma. Además, puede aprender también lo negativo de las conductas de los hermanos.
Por regla general, el pequeño tiene que «sobrevivir» en medio de su familia bastante estructurada y esto es un beneficio: gana en autonomía y sabe desenvolverse, aprende a solucionar distintas situaciones, porque observa a sus hermanos. Esta es la educación más positiva: dejarle que aprenda, poco a poco, a solucionar sus problemas cotidianos (comer solo, vestirse o quitarse la ropa, colar sus cosas, lavarse los dientes etc..)
De vez en cuando, una ayuda de los padres no vendrá mal, porque él también necesita percibir que sus padres están pendientes de él. Lo negativo, como hemos mencionado anteriormente, es que tanto los padres, como su hermano o hermanos, le solucionen siempre sus problemas.
Delegar en los hermanos mayores el cuidado del hijo pequeño
¿Hasta dónde podemos cargar de responsabilidad al hermano o hermanos mayores? ¿Cuánto podemos delegar los padres? Es frecuente delegar gran parte de la educación de los pequeños en los hermanos mayores. Muchas veces les cargamos de responsabilidades que solo corresponden a los padres y para las que aquellos no están preparados ni tienen la madurez ni la autoridad necesaria para hacerlo. Por otro lado, esto supone privar a los mas pequeños del derecho de tener la atención de los padres que sí tuvieron los mayores.
Además, se corre el riesgo de que los hermanos mayores le consideren un juguete y atienden todas sus demandas. Este es otro agravante para convertirle en un «pequeño déspota». Esta circunstancia, unida a que puede haber cierta relajación por parte de los padres a la hora de ser constantes y firmes en las normas, puede hacer caer en una falta de exigencia que no existió con el hermano o hermanos mayores.
Alejandra Márquez
Asesora: Cristina Cano, especialista en Educación Infantil..
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