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Niños a los que no les gusta lavarse

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Existen muchos niños a los que no les gusta lavarse. Y es que, aunque aprender a limpiarse los dientes, lavarse las manos, la cara… son pequeños hábitos de limpieza personal que nuestro pequeño puede aprender, muchos niños hacen de estas rutinas un verdadero problema.

No es tan fácil enseñar a nuestro hijo estos hábitos de aseo, ya que los niños suelen ser reticentes a cumplir con ellos. Se escabullen a la hora del baño, se lavan los dientes de mala manera, les molesta limpiarse la cara… El mejor modo de afrontar esta situación es evitándola. Es decir, tratando de prevenir el hecho de que les cueste hacerlo creando unos hábitos de higienemuy bien asentados desde que son muy pequeños, tratando así de adelantarnos a la problemática que presentan aquellos niños a los que no les gusta lavarse. 

Higiene: cómo motivar con juegos

En estas edades, todo lo nuevo y que implique sentirse mayor les encanta, por lo tanto, no les supondrá esfuerzo porque contaremos con una motivación que no tendremos cuando sean mayores. Esta motivación proporcionará una actitud positiva ante la actividad y una ejecución constante.

Todavía resultará más fácil si se plantea, incluso a nivel de juego, como una responsabilidad asignada porque se confía en ellos.

En el caso que los hábitos de higiene no se hayan trabajado desde pequeños será conveniente trabajarlos de uno en uno explicándole la importancia de los mismos y haciendo un seguimiento de su ejecución. Además, no debemos olvidar que la higiene en el niño fomenta en él grandes virtudes.

Enseña hábitos de higiene de forma divertida

Para superar las reticencias de nuestro hijo a la hora de asearse, será necesario que los padres nos impliquemos y tengamos mucha paciencia: como en otras muchas situaciones, no podemos esperar que lo hagan todo bien a la primera, pues es pequeño y está en pleno aprendizaje.

Los niños pueden aprender a ser limpios con algunas estrategias que les hagan divertirse a la vez que logran esos buenos hábitos:

– Jugando a ser mayores. Para ello, el adulto debe ser un buen modelo porque los niños imitan lo que ven en casa.

– Jugando con las muñecas a mamás y papás. Los adultos les podemos orientar para que les den de comer adecuadamente y le limpien después, le cambien la ropa sucia, el pañal…

– Leyéndoles cuentos encaminados a trabajar estos aspectos.

Y por supuesto, hacer de las actividades de aseo un momento divertido. Por ejemplo, a la hora de ir a bañarse, podemos dejarle jugando con juguetes un ratito, cuando se lave los dientes, es bueno que compremos una pasta de dientes especial para él, con un sabor suave (a fresa, por ejemplo) y cuando se lave las manos, podemos estar presentes y ayudar al niño a frotarse bien las manitas y hacer «mucha espuma».

Si somos capaces de enseñarles mediante la diversión, irán asumiendo estos hábitos con facilidad. Y por supuesto, que no se nos olvide felicitar a nuestro hijo cada vez que a cumpla con estos hábitos, nuestra alegría es el mejor estímulo para él.

Conchita Requero

Asesora: María Campo, directora de Escuelas Infantiles Kimba

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