Recientes investigaciones indican que la protección ocular frente a los rayos ultravioleta del sol es fundamental para prevenir no sólo el cáncer (el 10% de los tumores de todo el cuerpo se presentan en el párpado), sino también otros problemas visuales como el riesgo de cataratas y degeneración macular relacionada con la edad. Por eso, los expertos recomiendan empezar a usar gafas de sol desde los 6 meses de edad para cuidar la vista de los niños.
La radiación ultravioleta puede dañar los tejidos de la superficie del ojo, la cornea y provocar una pérdida de visión. Además, los ojos también pueden sufrir quemaduras solares que se manifiestan con enrojecimiento, irritación, lagrimeo, dolor y una sensación molesta como si tuviéramos arena dentro de los ojos cuando en realidad, no hay nada allí. Además, podemos sufrir de visión borrosa y de pérdida temporal de visión.
Sin embargo, quizás por desconocimiento, los padres tenemos algo olvidada la recomendación de usar gafas de sol, mientras que hacemos ya mucho hincapié en la utlización de las cremas de protección solar para evitar las quemaduras en la piel y en la prevención del corte de digestión cuando estamos en la playa o en la piscina.
¿Cómo deben ser las gafas de sol de los niños?
Cómodas para que no interfieran en sus actividades, flexibles para que se adapten a su anatomía y aguanten todos sus juegos, pero sobre todo que estén homologadas por la UE y dispongan de un filtro que protejan de la radiación ultravioleta. Deben usarse tambien en días nublados porque aunque veamos menos claridad, no disminuye el nivel de radiación.
5 motivos para que los niños usen gafas de sol
Expertos en Oftalmología de la Clínica Rementería, explican en 5 puntos los motivos por los que las gafas de sol para los niños son imprescindibles para prevenir daños oculares debidos a la exposición solar y no son sólo una moda:
1. Juegos bajo el sol. A lo largo de la vida, la exposición ultravioleta es acumulativa y está directamente relacionada con la aparición temprana de cataratas. Además, debido a que el 10 por ciento de los tumores se presentan en el párpado es preciso protegerlos con gafas desde los seis meses de edad. Por tanto, conviene que los niños se acostumbren desde pequeños a usar gafas de sol durante sus juegos.
2. Protección personalizada para ojos claros y ojos oscuros. Los ojos claros son más sensibles a la luminosidad, por lo que deben elegir unas gafas con lentes de mayor absorción. Las gafas con cristales de espejo reflejan parte de la luz y hacen que ésta no llegue al ojo, por lo que además de ser muy recomendables para ojos claros también son aconsejables para cuando se realizan actividades en el mar. Si su uso se combina con el de un gorro con visera formarán el binomio perfecto para proteger la cabeza y los ojos de los más pequeños.
3. Lentes protectoras de colores. El color de la lente protectora solar también es muy importante, ya que más allá de las modas, el color del cristal condiciona también la visión. Así, los cristales marrones, grises y verdes son los que menos alteran los colores de la visión.
4. Mejor gafas de sol graduadas. En el caso de necesitar lentes correctoras para miopía, hipermetropía o astigmatismo, es recomendable que las gafas de sol también estén graduadas. De este modo, los niños tendrán una visión correcta en cualquier momento del día.
5. Lentes polarizadas en establecimientos especializados. Las gafas de sol homologadas se venden en las ópticas. Estos establecimientos garantizan que las lentes de las gafas de sol cumplan con la normativa europea. Al comprar unas gafas de sol mira siempre la etiqueta, en ella debe figurar el distintivo CE, que garantiza que protegen los ojos de las radiaciones solares nocivas.
Protege los ojos de los niños en verano
Además de usar gafas de sol, los niños también deben proteger sus ojos durante sus baños en el agua del mar o de la piscina y tomar medidas contra el síndrome del ojo seco:
1. Gafas acuáticas. Son imprescindibles para evitar una infección bacteriana en los ojos como, por ejemplo, una conjuntivitis o una queratitis. Las gafas de bucear protegen los ojos de los niños del cloro de las piscinas, que resulta extremadamente irritante, y de los gérmenes y bacterias que pueden estar presentes en ríos, playas o pantanos.
2. Lágrimas artificiales y protección a la sombra. Para prevenir el desarrollo del síndrome del ojo seco es necesario proteger a los niños de estar mucho tiempo en estancias con aire acondicionado. La sal del mar y el simple calor también pueden provocar que se resequen las mucosas. Por tanto, evita abusar del aire acondicionado y recurre a lágrimas artificiales para refrescar y calmar el ojo seco.
Aunque estas pautas permiten mantener una buena salud ocular de los niños durante el verano, «si notamos dolores, molestias o manchas en sus párpados debemos acudir al oftalmólogo para explorar posibles problemas serios», afirma el Dr. Hurtado, de la Clínica Rementería.
Marisol Nuevo Espín
Asesoramiento: Dr. Javier Hurtado, Director Médico de Clínica Rementería y responsable del área de Oftalmología Pediátrica.
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