Entre los 6 y 12 años los niños empiezan a comprender las emociones, a catalogar mejor lo que sienten y a expresar de manera más acertada sus sentimientos.
En esta etapa comienzan a desarrollar la capacidad de comprender las emociones ajenas, siendo conscientes de que «lo que sienten los demás» genera expectativas en «lo que ellos deberían sentir» y cómo deberían expresarlo.
La expresión de las emociones de 6 a 12 años es distinta en los niños que en las niñas. Los chicos y las chicas expresan sus emociones de manera desigual y es en estas edades en las que surgen las diferencias.
El mundo emocional de los niños por edades
1. Alrededor de los 6 años, los niños se dan cuenta que aquello que sienten, y expresan con caras y gestos, está sujeto a interpretación por parte de los demás; hasta ahora era pura magia que sus padres supieran siempre lo que sentían. Ahora descubren que se basa en la sonrisa, su ceño fruncido, tono de voz o bostezos y a partir de los 7 años comprenden que lo que sienten no es algo que dura siempre, ni con la misma intensidad. Anteriormente creían que sus emociones eran intensas y permanentes, por eso lloraban desconsoladamente cuando los padres se iban o cuando se les reñía con demasiada dureza; no entendían que si mamá estaba muy enfadada pronto se le pasaría.
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2. A los 8 años, los niños aprenden lo que es la ambivalencia emocional. Descubren que es posible sentir diferentes emociones, incluso contradictorias, ante una misma situación. Holodynski y su equipo de investigadores observaron en 2004 el comportamiento de niños, entre 6 y 8 años, al presionar un botón de una máquina que proporcionaba chuches al azar. Descubrieron que estos cambiaban sus expresiones en función de si había un adulto o no a su lado. Si estaban solos sonreían al obtenerla, pero cuando estaban acompañados expresaban una mayor emoción con saltos, gritos y gestos.
3. Entre los 8 y 12 años, los niños empiezan a compararse con otros, desarrollando las expectativas de expresión emocional. En toda sociedad existen normas implícitas y arraigadas que regulan cómo se deberían expresar las emociones, colándose en todos los contextos educativos como prototipos de cómo se debería comportar un chico y una chica ante diferentes contextos emocionales. Por ejemplo, en las Islas Filipinas se impulsa y refuerza la exhibición de cólera en los chicos y en las culturas occidentales sea anima a las chicas a cuidar de los demás y a no herir los afectos de otros, y a los chicos a ocultar sus emociones de miedo o de tristeza.
El lenguaje: llave al mundo de las emociones
Gran parte del desarrollo del mundo emocional se debe a una mayor soltura lingüística. Así, debemos enseñar a nuestros hijos a través de la nomenclatura del lenguaje, que empareja la expresión facial y los sentimientos. Esta es la llave al mundo de las emociones: el proceso de conciencia emocional evoluciona cuando impulsamos un vocabulario rico en expresiones; cuanto mejor se pueda expresar lo que se siente, mas fácil es recordar aquello que se ha sentido.
Estas emociones que se guardan en la memoria de manera vivida, posteriormente influyen ante situaciones similares; es de esta capacidad de recordar las vivencias pasadas y lo que suscitaron, de donde nace la habilidad de poder ponerse en lugar del otro y reconociendo aquello que sentimos en el pasado, recordar qué hicimos al respecto.
Cómo entender las emociones infantiles
– En la expresión de la agresividad está la mayor diferencia entre chicos y chicas. Esta expresión física se suele ver muchas veces ligada al enfado.
– Entre los 6 y 12 años los niños empiezan a enfadarse por motivos más maduros como la percepción de injusticia, sentirse rechazados, criticados o incomprendidos.
– A esta edad comienza la expresión de una manera más verbal, aunque se mantiene la intención de hacer daño a los demás con el objetivo de vengarse.
– La manera de manifestar su enfado está claramente tintado por aquello que observan a su alrededor, en su familia, en su colegio y en los medios de comunicación.
– Es vital que los niños aprendan a controlar sus emociones. La expresión de ira tiene un gran componente social, que se recibe a través de una educación muchas veces no intencionada.
– Es importante que los chicos aprendan que está bien enfadarse, pero hay que saber cómo, cuándo, dónde y a quién expresar su enfado.
Cómo debemos reaccionar cuando se está enfadado
Los padres y profesores debemos ser modelos de cómo reaccionar cuando se está enfadado, con el fin de enseñarles a expresar sus emociones de manera adecuada. Es muy efectiva la técnica del moldeado. La Asociación Americana de Psicología sugiere tres pautas:
1. Enseñar a identificar diferentes emociones y las situaciones que las causan.
2. Ayudar a reconocer las señales de enfado que les envía su cuerpo.
3. Enseñar que los sentimientos hacia otros se ha de expresar con palabras moderadas y no con las manos, ni con insultos.
Maite Balda Aspiazu. Psicóloga y Máster en Neurociencias Cognitivas
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