MADRID, 19 Diciembre, 2012
El coordinador pedagógico de ‘Superpadres: Universidad de padres ‘on line», Pedro Molino, ha aconsejado este martes, ante las próximas fiestas de Navidad y sus consiguientes regalos, que los padres expliquen a los niños la situación económica que se vive en estos momentos sin transmitir angustia y miedo y que traten de cambiar la idea de que lo material trae consigo la felicidad.
«Hay que hablar con ellos para que comprendan que el mundo va mas allá de su casa, que el mundo tiene problemas, y que no todos los niños pueden tener juguetes», ha explicado este experto, quien ha precisado que los niños tienen que entender que existe una crisis que también afecta a los Reyes Magos.
El niño, en sus palabras, tiene que sentirse «arropado» por el amor de sus padres y comprender que tanto si «se le regala más como menos se le quiere muchísimo». Entonces, prosigue, «ese niño aceptará perfectamente lo que le traigan los Reyes».
A partir de los siete años, señala este experto, los padres pueden dialogar «sobre las cosas que ocurren en el mundo» y ver las noticias conjuntamente. Los niños»tienen que preguntarse qué ocurre y cómo conseguir un mundo mejor», ha apostillado.
«El mejor regalo es el de darle a nuestros hijos lo mejor de nosotros. Autosuperarnos, querer ser mejores personas, parejas y padres. Es más importante que el juguete en sí mismo», ha asegurado.
Molino ha dicho que «hay que hacer ver que unos tienen mucho y otros no tienen nada y tan injusto es no tener nada como irreal tener mucho». En sus palabras, se vive en una sociedad de consumo, «que ha creado una falsa idea de felicidad».
«Se ha metido a los niños en un sistema de apariencia centrado en estímulos rápidos como Internet o los videojuegos, y hay que recuperar la calma o el cariño», ha apostillado.
Con todo, este experto ha apostado por poner límites a los niños, pues si el padre no lo hace, al final, «la vida se los va a poner», y ha comentado que la crisis económica puede suponer una «oportunidad» para cambiar los valores y para formarse como persona.
«A veces un proceso cultural puede llevar una simple década, que pasa muy deprisa. ¿Si no aprendemos ahora que estamos sufriendo cuando lo vamos a hacer?», ha dicho.
Por su parte, el tutor de ‘Superpadres’, Jerónimo García Ugarte, ha explicado que, durante este martes, se están celebrando unas jornadas «que tratan de responder» a la pregunta de cómo enseñar a los hijos a valorar los regalos de Navidad y a «romper la inercia consumista» propia de la actual sociedad.
Actualmente, prosigue, los hijos valoran los regalos «en función» de como lo hace sus padres. «A veces la felicidad va más por nuestra propia felicidad. Creemos que un regalo enorme les va hacer enormemente felices», ha señalado García Ugarte, para luego precisar que, a veces, «un pequeño regalo compartido con hermanos, padres, vecinos hace mucho más feliz al niño».
A su juicio, los padres tienen que tener «imaginación suficiente» para «buscar dos o tres regalos», aunque este experto ha manifestado su confianza en que la solidaridad de la sociedad impida que ningún niño «se quede sin juguete».
DECÁLOGO
En el marco de estas jornadas, se ha presentado el decálogo pedagógico ‘Cómo los niños aprenden a valorar los regalos de Navidad en tiempos de crisis’, elaborado por el equipo de ‘Superpadres’.
El texto recoge consejos de los expertos como tratar la situación con máxima naturalidad; impulsar el factor sorpresa; tener en cuenta los gustos y necesidades reales de los niños; explicar el porqué de los regalos elegidos, limitar el número de regalos y poner de acuerdo a la familia.
Además de apostar por regalos sencillos, medioambientalmente sostenibles y compartidos; elaborar regalos de manera artesanal; convertir en regalo algo que antes no lo era; escribir la carta de reyes en familia y aprender a tolerar la frustración.
«Si se siguen estos diez consejos y se envuelven en una corriente familiar positiva de amor compartido, responsabilidad, solidaridad y serena esperanza –aún en tiempos de crisis– los juguetes —por modestos que sean– serán portadores de ilusión y vida para que nuestros hijos crezcan más felices», concluye Molino.