Categorías:

Educar en valores, la voluntad

Tabla de contenidos

Un hijo es fuerte cuando realiza esfuerzos sin quejarse, como levantarse a su hora, estar estudiando el tiempo previsto, cumplir sus compromisos aunque no tenga ganas, soportar un pequeño malestar sin quejas, etc. Sin embargo, la fuerza de voluntad es una de las grandes carencias de la juventud de hoy en día. Por eso, en la tarea de educar en valores, la voluntad ocupa un lugar prioritario

Para educar en la voluntad, es necesario, más que nunca y desde que son pequeños, ayudarles a generar esa fortaleza interior, básica para afrontar las dificultades, retos y esfuerzos que la vida plantea continuamente. La voluntad es la fuerza del querer

Cómo realizar esfuerzo con buena cara

Para que los hijos desarrollen su propia personalidad y resistan las influencias negativas del ambiente y la tendencia natural a la pereza, necesitan de esa energía interior que aporta la fuerza de voluntad. Este es el modo de conseguir una vida que valga la pena.

Por lo tanto, la fortaleza y la capacidad de esfuerzo resultan imprescindibles en la educación. Son como el cimiento de los demás valores: si no hay esfuerzo, no es posible adquirir un valor fundamental. En un ambiente como el actual, donde se reciben tantos influjos (algunos muy negativos), una voluntad de titanes es esa fuerza interior que les ayudará a vivir con dignidad de personas. De este modo, los hijos adquieren madurez y responsabilidad.

Exigir cuesta trabajo a los padres

El desarrollo de la capacidad de trabajo y esfuerzo -y de los valores relacionados, como la constancia, la perseverancia, la paciencia, etc.- vendrá de la mano de una exigencia adecuada por parte de los padres.

Exigir a los hijos cuesta esfuerzo; parece que todo va a ser más rápido y menos conflictivo si nosotros cargamos con los esfuerzos, renuncias y sacrificios. Sin embargo, si privamos a los hijos de oportunidades para esforzarse, de las exigencias, no se desarrollarán al cien por cien como personas y llegarán a la adolescencia sin una base para resistir tranquilos a los problemas de esa etapa.

Algunas veces, los padres (con un cariño mal entendido) pretenden evitar a sus hijos las dificultades que ellos tuvieron que superar en su juventud. Los protegen y sustituyen, llevándoles sin darse cuenta hacia una vida cómoda, sin exigencia, donde por poco o nada de esfuerzo consiguen todo lo que quieren… Pero, más que proteger a los hijos para que no sufran, se trata de acompañarles y ayudarles para que puedan superar el sufrimiento; y esta es tarea de los padres.

Entre los 6 y los 12 años, los hijos se encuentran en la edad en la que transcurre el periodo sensitivo de estas virtudes, es el momento de fomentar valores y la ocasión para que se esfuercen. A esta edad, pueden adquirir los hábitos con mayor arraigo y naturalidad. En el día a día de la convivencia familiar y mediante pequeños esfuerzos (adecuados a la edad y personalidad) podemos hacer de ellos personas acostumbradas a enfrentarse y superar las dificultades que exijan empeño y esfuerzo.

Si ahora dejamos de lado las ideas para forjar la voluntad de los niños, cuando lleguen a la adolescencia no nos dejarán que les exijamos. Probablemente entenderán lo que les decimos y les gustaría actuar así y hacernos caso…, pero no tendrán fuerza de voluntad y el entrenamiento necesario para conseguir las metas propuestas. Y se encontrarán a un paso de caer en la comodidad como forma de vida.

Claves para educar en valores, la voluntad

–  Debemos valorarles positivamente cuando se han vencido en algo que les costaba esfuerzo. Por ejemplo, pagarles con una sonrisa cuando se «aguanten la sed» durante una excursión o viaje; o darles la enhorabuena cuando se dejen la ropa preparada por la noche.

–  La voluntad también está relacionada con la audacia. No tener miedo a los riesgos ni a al fracaso. No se trata de empujar a los hijos a la temeridad, sino de ayudarles a no ser cobardes ni tener miedo al ridículo; sólo así serán capaces de comprometerse en empresas valiosas.

– Debemos inculcarles que la valentía está directamente relacionada con la fortaleza, pues consiste en tener decisión y empuje, de modo que los ‘miedos’ infundados no atenacen la personalidad. Nuestros hijos deben ser capaces de ‘dar la cara’ cuando sea necesario, sin acobardarse de las opiniones de los demás o por vergüenzas tontas.

Nuestros libros

Te aconsejamos una serie de libros de nuestra editorial que pueden ayudarte para saber más respecto a este tema:

Educar el carácter. Alfonso Aguiló.

Cómo educar la voluntad. Fernando Corominas.

Virtudes humanas. José A. Alcázar y Fernando Corominas.

María Lucea

Te puede interesar: 

– Educar en la cultura del esfuerzo

Voluntad, la fuerza del querer

– El valor del esfuerzo en la educación infantil

Otros artículos interesantes