La memoria es algo que acompaña al niño desde el momento en el que nace. Ésta se irá desarrollando a lo largo de su vida y se convertirá en un instrumento importantísimo de cara a diversas actividades de la vida. Los padres podemos contribuir a que esta capacidad se potencie al máximo y a que madure correctamente.
No es extraño que los primeros recuerdos que tenemos de nuestra infancia se remonten a cuando teníamos tres años, la misma edad a la que se empieza a hablar. Y es que es en estas edades cuando los niños empiezan también a desarrollar la atención y la capacidad de observación. Si les estimulamos de una forma adecuada, esta herramienta mental se perfeccionará notablemente.
La memoria infantil, una herramienta imprescindible
La capacidad de memorizar tiene mucho que ver con el desarrollo de la observación y la atención, por lo que los sentidos de la vista y el oído cobran especial importancia entre los 3 y los 6 años, ya que son las dos vías de entrada más importantes para estimular la memoria de los niños.
La mayoría de ejercicios de estimulación que se proponen para el aprendizaje memorístico en esta etapa buscan que el niño tome conciencia de lo que ve y oye, para que así pueda recuperar después esa información cuando desee. Desarrollar la memoria será muy importante de cara al futuro, ya que la agilidad a la hora de retener lo que aprende le será de gran utilidad para sus estudios posteriores y por supuesto, para las actividades que lleve a cabo día a día. Su memoria se convertirá en una herramienta vital para llevar a cabo diferentes trabajos y organizar correctamente su vida diaria.
Artículo relacionado:
– 8 juegos divertidos para ejercitar la memoria
La rutina, clave para memorizar
Las técnicas para mejorar la memoria de nuestro hijo son tan variadas como sencillas. Y una de estas es la propia rutina diaria, que además de ayudar a su aprendizaje memorístico, le supondrá una ventaja para desarrollar virtudes como el orden y la disciplina.
El simple hecho de acostumbrarles a seguir un horario determinado, repitiendo constantemente los mismos actos, ayuda al niño a comenzar a desarrollar su memoria en cualquiera de las fases de crecimiento en la que se encuentre.
Así, si le acostamos siempre a la misma hora y de la misma forma, cantándole esa canción infantil o narrándole ese cuento que tanto le gusta, no cabe duda de que estaremos favoreciendo en gran medida que el pequeño comience a recordar mucho antes de lo que nosotros mismos imaginamos las palabras y los gestos que solemos realizar durante esos instantes.
También es importante que hablemos con el niño estableciendo con nuestras frases un sentido temporal de lo que hacemos en cada momento: «¡Pero qué guapo estás después del baño!» O bien, «ahora vamos a dormir la siesta para luego poder bajar al parque descansados». Con esta sencilla técnica estaremos permitiendo a nuestro hijo asimilar los hechos con una mayor facilidad al conferirles un orden y un tiempo determinado en el espacio.
¿Cómo funciona la memoria?
– Cuando asociamos un aprendizaje nuevo con otros anteriores, la retención es mucho mejor. Por ejemplo, recitando las tablas de multiplicar con una melodía.
– Es más eficaz distribuir una actividad en varias sesiones. Para nuestro hijo, es más efectivo aprender algo en varios días que en uno solo.
– Mejor será la retención, cuanto más tiempo esté expuesto el niño al material que se desea memorizar.
– La forma habitual de poner a prueba la memoria es a través de dos tipos de tareas: la de recuerdo y la de reconocimiento. El niño puede recordar una poesía que ha aprendido y reconocer la figura de un cuadrado entre otras formas geométricas.
– La repetición activa permite el mantenimiento de la información y favorece la integración del material nuevo con los ya almacenados anteriormente.
– Es necesario organizar el material que se va a memorizar. Para el niño, resulta mucho más fácil aprender y retener la información que viene organizada jerárquicamente en categorías. Por ejemplo, la clasificación de animales, plantas, frutas, etc.
– Cuánto más tiempo se dedica a memorizar aquello que se quiere retener, mejor es el recuerdo posterior.
– Las técnicas para mejorar la memoria de los niños son tan variadas como sencillas.
– Es importante establecer un sentido temporal cuando hablemos con el niño con nuestras frases.
– A partir de los 3 años, los niños empiezan a desarrollar la memoria a través de la atención y la capacidad de observación.
Conchita Requero
Asesor: Ricardo Regidor. Editor y autor de varios libros, como Las capacidades del niño.
También te puede interesar:
– Cómo estimular la memoria de los niños