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Cuando el niño es un acusica

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Ser un chivato es un simple defecto que no tiene la mayor importancia si no va a más, pero puede crear a los niños problemas de relación con sus amigos. Cuando el niño es un acusica y para que esto no ocurra, debemos fomentar en los hijos sentimientos de seguridad y autoestima, explicándoles que los padres siempre estamos para ayudarles, pero que tienen que intentar resolver sus problemas por sí solos.

Motivos para acusar a los demás

En primer lugar, podemos hablar de un problema de celos por parte del niño hacia sus hermanos. Probablemente el niño quiera destacar y mostrarse como modelo ante sus padres con la idea de que «le quieran más por ser tan bueno». Mediante pequeñas y constantes acusaciones, el niño trata de hacer una comparación entre él y su hermano frente a los progenitores, de manera que él salga bien parado de esta comparación en detrimento de su hermano. Cuando el niño es un acusica está buscando la aprobación paterna y ser felicitado por ellos.

A menudo, los niños utilizan las acusaciones como forma de venganza. Por ejemplo, tras una pelea entre hermanos, es habitual que el que ha salido perdiendo trate de aprovechar cualquier oportunidad en la que su hermano cometa alguna falta para correr a decírselo a los padres, con la intención de que sea castigado. Incluso pueden llegar a hacer acusaciones falsas o exageradas con tal de «vengarse».

Además, querer destacar por encima de los demás también puede dar lugar a que un niño sea chivato. Esto es más fácil de ver en clase, donde el niño acusica quiere llamar la atención de los demás y quedar por encima de algunos compañeros, especialmente de los que no le caen bien.

Está celoso o quiere llamar la atención

Cuando el niño es un acusica debemos distinguir entre una simple acusación que se puede dar de vez en cuando entre hermanos porque uno de ellos está fastidiando al otro, y una conducta reiterada en la que la acusación puede estar motivada por celos o por llamar la atención.

Ante un problema de celos, los padres debemos asegurar a nuestro hijo que le queremos tanto como a sus hermanos y tener con él más demostraciones de cariño. Un niño celoso sufre mucho y necesita amor y cariño para no sentirse desplazado. Necesita que sus padres le quieran y sentirse querido. No hemos de caer en el error de decirle al niño que es un celoso una y mil veces, porque sólo se conseguirá que sus ataques de celos sean más frecuentes, ya que se sabe que él es así.

Cuando se desarrolla el compañerismo y la camaradería entre los amigos de clase, es normal que, por ejemplo, ante una falta o gamberrada en clase, todos los niños callen ante la exigencia del profesor de saber quién ha sido. En estas situaciones, también se hace necesario recordar a los niños que, diciendo la verdad, es más fácil que se solucionen las cosas y que no han de temer a un castigo desproporcionado. Tanto padres como profesores han de fomentar esta actitud, además de enseñar a los chicos a ayudarse entre sí para que, si uno comete una falta, sea animado por los demás a dar la cara y, en definitiva, ser valiente.

Consejos para educar a los niños acusicas o chivatos

–  Acusaciones constantes. Evita servirte de estas acusaciones porque estarás asentando la actitud acusica ante el niño.

– Nunca premies o felicites a un niño por chivarse, pues se fomenta esta actitud y esto lleva a establecer diferencias entre este niño y los demás que son objetivos de las acusaciones, lo que afectará a las relaciones entre ellos.

– Hay que diferenciar entre una acusación que puede tener lugar por un hecho aislado y las acusaciones que obedecen a un comportamiento celoso, vengativo o de burla.

– Felicita al niño cuando dé muestras de ayudar a sus hermanos y compañeros de clase, esto le animará a seguir así y fomentará el compañerismo y la buena relación que hay entre ellos, por lo que las envidias y acusaciones tendrán menor cabida.

Conchita Requero
Asesoramiento: Manuela Manso, licenciada en Educación por la Universidad de Gales

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