Está claro que una de las mayores preocupaciones de los padres tiene que ver con las horas que duermen sus hijos, con su descanso, porque sabemos cuál es la importancia del sueño infantil. Un niño que no descansa bien puede estar más irascible, menos risueño, puede tener problemas en su desarrollo además de producir un gran estrés al entorno familiar.
Son las 9 de la noche y metes a tu pequeño en la cama, le das un beso, un abrazo y le deseas buenas noches, en este momento crees que el largo día a terminado, que por fin vas a poder descansar un rato, desconectar, ver la tv, leer un libro o charrar con tu pareja, sin embargo… nada más lejos de la realidad. Al poco rato de haber acostado a tu hijo ves como se levanta porque tiene sed, o quizás sea pipí, lo mandas a la cama de nuevo y ves como a los diez minutos vuelve a salir porque no puede dormirse, tiene calor, etc. Tal vez seamos nosotros mismos quienes constantemente estemos haciendo viajes a la habitación del pequeño para comprobar que está durmiendo.
¿Cuáles son las señales de que mi hijo no descansa?
Algunas de las situaciones que nos pueden avisar de que nuestro hijo está teniendo problemas para dormir y que no está descansando correctamente son;
1. Cuando le cuesta conciliar el sueño, si estamos mucho rato en su habitación con él intentando que se duerma, leyendo un cuento o simplemente estando tumbados a su lado y el niño no se duerme.
2. Si a lo largo de la noche se despierta muchas veces y sale de la habitación constantemente.
3. Si vemos que el comportamiento del niño y su ánimo cambian, si están más irascibles, irritables, protestones, llorones, etc.
4. Cuando no quieren irse a dormir y juegan sin parar, o lloran y patalean para conseguir retrasar la hora de irse a dormir.
¿Qué podemos hacer para ayudar a los niños a descansar?
Las horas de sueño de los niños varía en función de la edad, cuando son bebes duermen muchas horas y conforme van creciendo estas horas van disminuyendo. El descanso para un niño es importante, pues les ayuda en su desarrollo y crecimiento, un niño que no descanse correctamente puede tener diferentes problemas.
Para ayudar a los más pequeños a conseguir un buen hábito de sueño podemos seguir estas pautas;
1. Establecer la hora en la que debe irse a dormir y en la que debe levantarse, esta será siempre la misma para que el niño vaya adaptándose la nueva rutina.
2. Si duerme siesta, ésta debe ser de 30 minutos máximo y a primera hora de la tarde para que no interfiera en las horas de sueño de la noche.
3. Reducir las actividades como la televisión, juegos, etc. antes de irse a dormir.
4. El momento de acostarse ha de ser tranquilo y agradable, podemos establecer una rutina que facilite al niño anticipar el momento de irse a la cama, por ejemplo cenamos, nos lavamos los dientes, contamos un cuento en la cama y nos dormimos.
5. Dar las buenas noches y salir de la habitación.
6. Si se levanta de la cama constantemente y sale de la habitación, con mucha tranquilidad lo llevaremos de nuevo a la cama.
7. Si nos llama o se queja todo el rato, no entraremos en la habitación todas las veces y cada vez tardaremos más en entrar la siguiente vez.
Rocío Navarro. Psicóloga. Directora de Psicolari, psicología integral
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