Cuando los padres trabajamos y los niños tienen vacaciones, es hora de potenciar nuestra creatividad en marcha para buscar un plan adecuado para ellos en el que no solo pasen el tiempo, sino que aprendan y disfruten.
¿Es demasiado pronto para ir de campamento?
Los abuelos son la alternativa generalizada, para quien tiene la suerte de poder contar con ella cerca y disponible, pero no siempre es posible que la familia nos resuelva el «apuro» todo el verano.
Por eso muchos padres se plantean campamentos de verano fuera de casa. Esto permite que los niños lo pasen bien, disfruten de un entorno diferente y aprendan cosas nuevas lejos de la gran ciudad.
Pero, entonces, los padres se formulan siempre las mismas preguntas: ¿a partir de qué edad puedo enviar a los niños a un campamento fuera de casa? ¿cómo saber si está preparado o nos extrañará demasiado?
Aunque hace tiempo los campamentos fuera de casa aceptaban niños a partir de 8 años, actualmente la oferta de campamentos de verano comienza a partir de los 3 años. Puede parecer demasiado pronto, pero teniendo en cuenta algunos aspectos, los niños de 3 años lo pasarán igual de bien que los mayores.
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8 claves para mandar a los niños a un campamento
Aquí os damos unas cuantas pautas para no precipitaros, ni dejarlo para demasiado adelante:
1. Lo más importante de todo es la autonomía del niño. Si el pequeño es lo suficientemente autónomo para hacer determinadas cosas sin ayuda, es el momento de empezar a pensároslo. Si está superada completamente la etapa del pañal, incluso el nocturno, sabe ir solo al baño y puede más o menos vestirse y ducharse sin demasiada ayuda, es el momento de pensar en un campamento.
2. Las primeras personas que deben estar convencidas al 100% de que el campamento es la mejor opción son los padres. Siempre es difícil estar lejos de ellos la primera vez, pero si aún sabiendo esto no creéis que podáis estar tranquilos dejando que vuestro pequeño duerma fuera varios días seguidos, entonces debéis esperar. No tanto por el niño como por vosotros. El niño os notaría inseguros en los días previos y seguramente le contagiaríais el nerviosismo. Si creeis que es la mejor opción y os sentís preparados para la separación, ¡adelante!
3. Preguntad al niño si le apetece hacer todas las cosas que propone el campamento que os interesa. Dejadle claro que irá él solito, pero no hagáis demasiado énfasis en este aspecto. Eso determinaría su respuesta. ¿A qué niño le apetece estar lejos de sus padres? Pero, por otro lado, ¿qué niño no querría pasar el día jugando con nuevos amigos?
4. Si estáis entre varias ofertas, planteádselo a él, enseñadle fotos y que os ayude a decidir (dentro de un límite, siempre sobre vuestras selecciones previas).
5. Una vez elegido el campamento, mantenedle informado (aunque no con demasiada antelación) de lo que hará y lo que los organizadores os van contando. Hacedle partícipe de la decisión.
6. Si se organiza alguna reunión, es bueno que vayáis con el niño. Algunos organizadores de campamentos animan a que los niños vayan a las reuniones previas para que vean a sus compañeros, a los monitores, etc.
7. Si podéis visitar las instalaciones previamente, también será un punto a favor del niño porque no llegará a un entorno completamente desconocido.
8. Algunos niños son un poco más tímidos que otros. En estos casos, les vendrá bien ir con algún amiguito aunque, según los organizadores de campamentos, eso sólo ayuda en los primeros momentos. Poco a poco todos los niños toman confianza y el tener o no un amigo que se conociera de antemano no es imprescindible pasadas las primeras horas.
Diana Martín
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