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Beneficios del buen humor para los niños

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Entre los 6 y los 12 años, los niños se encuentran en la etapa de la risa: fácil, espontánea, continua… y feliz. Se encuentran en el periodo sensitivo perfecto para que hagamos del buen humor una forma de ser, una postura ante la vida. Los beneficios del buen humor para los niños son numerosos y entre otras cosas, les ayuda a contar con recursos para superar los problemas y disgustos que vengan más adelante.

Los niños deben ser capaces de recordar su infancia como una época feliz, unos años de risas continuas. Y, para ello, hay que aprender a reírse en familia.

La confianza y la confidencia se van cultivando en un ambiente risueño. Con una actitud amable y alegre quizás podamos entrar en intimidades que de otra forma no sería posible, de la misma manera que nosotros podemos decir cosas que pronunciadas en tono solemne podrían resultar ofensivas. El humor nos permite siempre una salida airosa en nuestras reprimendas o castigos, ya que el humor es un signo visible de cariño, que se trasluce en el deseo de hacer llegar suavemente un mensaje. Porque la alegría y el optimismo de nuestro hogar debe asentarse en el amor.

¿Qué beneficios aporta el buen humor?

Son muchas las ventajas que ofrece el buen humor a nuestro hijos. Entre ellas, podemos destacar las siguientes:

– Seguridad en ellos mismos.
– Su autoestima mejora.
– Un carácter alegre y más amable.
– Dominan el orgullo.
– Disfrutan más de las pequeñas cosas cotidianas.
– Fomenta la creatividad.
– Aviva la inteligencia.
– Más facilidad para relacionarse con los demás.

Cómo fomentar el buen humor en casa

– Cualquier momento es bueno para hacer reír a los hijos. Podemos aprovechar los viajes, colas en la tienda, etc., para recordar anécdotas divertidas, contar algún chiste, decir alguna frase ocurrente…

– Que los padres se muestren divertidos puede sorprender a los hijos y suponer un gran ejemplo para ellos: actúa como Romeo y Julieta con tu mujer o marido, pon voces imitando a ciertos personajes o gasta alguna broma en la cena.

– Aunque los chistes que cuenten los niños no tengan mucha gracia, procura escucharlos y reírte para que poco a poco vayan aprendiendo a soltarse. Además, es un buen medio para que se acostumbren a hablar en público.

– A través del buen humor, podemos disfrutar de las cosas sencillas y cotidianas. Hacer de un simple paseo dominical toda una aventura, disfrutar de la conversación o de una cena…

– Enseña al niño a reírse de sus propios errores. Tropiezos, derramar comida o agua en la mesa* es mejor reírnos juntos y después aplicar una corrección serena para que la próxima vez esté más atento y no se vuelva a repetir.

– Fomenta el buen humor, pero sin pasarte. Procura dejar claro que la vida no es reírse a todas horas. Algunas situaciones (visitas, momentos de descanso) exigen saber comportarse, lo mismo que hay conversaciones serias (por ejemplo, sobre los estudios).

– Propón a tus hijos que organicen una sesión de humor en reuniones familiares en las que parodien a distintos personajes o incluso a miembros de la familia. Para que sea más divertido, podéis grabarlo en vídeo y disfrutarlo todos juntos en cualquier otro momento.

Conchita Requero
Asesores: Ricardo Regidor y Rob Parsons

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