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Asientos para bañeras: el peligro de confiarse

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Los asientos para bañeras entrañan más riesgos de los que a priori presentan
Foto: ISTOCK Ampliar foto

Aunque a priori puedan parecer una gran ayuda a la hora de lavar a los bebés, los asientos para bañeras entrañan más riesgos de los que aparentan. Es cierto que ayudan a que el niño quede sujeto durante esta actividad, sin embargo pueden provocar numerosos accidentes con riesgo de ahogamiento del menor.

Muchos padres piensan que los asientos mantendrán fijos a los niños incluso en su ausencia por lo que dejan solos a sus bebés en breves instantes. Y es ahí donde se pueden producir accidentes que, en una bañera, entrañan graves consecuencias.

¿Dónde reside el riesgo de ahogamiento?

Los asientos para bañeras tienen algunos elementos peligrosos y además generan comportamientos negligentes en algunos padres que las conciben como un producto más seguro de lo que es:

– Numerosos de estos productos tienen una base de tres o cuatro patas, con ventosas que se pegan a la bañera. Pero estos elementos pueden dejar de estar adheridos sin previo aviso y hacer volcar al niño. Además, el bebé puede escurrirse por el hueco para las piernas y quedar atrapado en el agua.

– Los padres suelen llenar más la bañera si emplean uno de estos asientos debido a que el bebé se encuentra a más altura.

– Algunos padres o cuidadores salen por un instante para atender otra tarea y dejan al bebé solo. Este puede deslizarse o quedar atrapado en el asiento, muriendo ahogado.



Recomendaciones para comprar

Los pediatras no recomiendan comprar este tipo de productos a los padres. Sin embargo para aquellos padres que decidan hacerse con uno, estos son algunos consejos que deben ser tenidos en cuenta:

– La seguridad depende del diseño y de los cuidadores. El riesgo de ahogamiento por falta de vigilancia no se puede evitar comprando un modelo conforme a la normativa.

– Si el anillo cuenta con ventosas inferiores, hay que asegurar que el agarre sea correcto y velar por que en caso de que este falle, acudir a sacar al niño del agua.

– Asegurarse de que el encargado de bañar al niño sea consciente de que ha de estar en contacto constante con el pequeño, cuando se utilizan asientos de baño.

– Mantener al niño siempre al alcance. En caso de que sea necesario salir del baño para contestar el teléfono o abrir la puerta, hay que llevarse al niño.

Damián Montero

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