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Amistad: buenas y malas influencias

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Desde que comienzan la Educación Primaria, los grupos de amigos son una parte importante de la estructura social de los niños. Es algo con lo que casi todos los alumnos han de contar, desde ahora en adelante. A veces, los grupos son positivos para los niños, pues les ofrecen apoyo emocional y les proporcionan un buen puñado de buenos amigos. En cambio, los grupos selectivos pueden resultar dañinos.

En el lado positivo, destacan los grupos de amigos de niñas o niños que se llevan especialmente bien y congenian en sus gustos, lo que les lleva a sentirse unidas o unidos, a hacerse favores, a ayudarse en los estudios… Se trata de un grupo natural, que no tiene por qué excluir a nadie: simplemente, se llevan bien.

Los grupos de amigos selectivos pueden ser dañinos

Sin embargo, otro tipo de grupos, en los que la amistad es selectiva, pueden resultar dañinos. En los colegios, siempre existen pequeños líderes, chicos y chicas que por su carácter, por su agresividad, por su imagen, se erigen en jefecillos y crean su propio grupo de amigos en el que resulta imposible entrar a no ser que se esté dispuesto a sobrepasar un listón: suspender, hacer novillos, resultar conflictivo…

A veces, pueden sentirse presionados para actuar o vestirse de una manera determinada, para dejar a otros fuera del grupo, para buscar víctimas de las que burlarse (que encontrarán preferentemente entre sus compañeros más débiles), etc.

En otros casos, los chicos o chicas más esnob pueden formar un grupo elitista basado en la ropa de marca, el dinero, las aficiones poco vulgares que les hacen sentirse por encima del resto de estudiantes.

Cuando los grupos de amigos pueden resultar una mala influencia

Detectar si nuestro hijo pertenece o pretende entrar en uno de estos grupos selectivos es un reto para los padres, sobre todo, si uno de ellos es su mejor amigo. ¿Cuándo debemos preocuparnos?

– Comportamiento distinto. Si nuestro hijo, en torno a los 12 años, comienza a comportarse de modo distinto, comienza a fumar, a beber, a robar en supermercados… En estos casos, hay que hacer algo para frenar esta situación. Diversos estudios muestran que si uno o dos amigos de un grupo fuman, el resto tiene nueve veces más posibilidades de hacerlo también. Hay que tener cuidado también con las mentiras, la crueldad hacia otros, los novillos…

– Depresión y tristeza. Cuando resulta evidente que nuestro hijo está siendo marginado y que no tiene amigos o se meten con él, no debemos tomarlo a la ligera, pues puede acabar frustrado o acomplejado, o generar una gran carga agresiva. A lo mejor, se debe pedir ayuda a un profesor o al orientador del colegio, pues tendrán más datos y quizá más experiencia para aconsejarnos qué hacer.

– Falta de atención. La falta de una relación fuerte entre padres e hijos puede ser un factor que contribuya a que se vean influidos por su grupo de amigos. Hemos de prestar atención a cuánto tiempo estamos pasando, de verdad, con nuestros hijos, favoreciendo la creación de lazos mutuos.

El importante valor de la empatía para los niños

Es importante que desde que son pequeños les enseñemos empatía, a aceptar a los demás y quererlos tal y como son, y a ponerse en el lugar de otras personas. Aprendiendo a ser empáticos, podrán entender lo mucho que puede sufrir otro niño del que se burlan por su aspecto o al que dejan solo. Además, si nos enteramos de que nuestro hijo muestra una conducta «matona», clasista o cruel con otros niños, no dudemos en atajarla de inmediato.

Fátima Calzado

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