Los niños con dislexia se enfrentan cada día a muchas dificultades. Su forma de percibir las letras y procesar la información que transmiten es diferente. Los niños con dislexia tienen una forma diferente de entender la información escrita, es por ello que necesitan una atención especializada en este sentido. Una enseñanza adaptada a sus características y sus necesidades que les permita desarrollar sus capacidades.
La dislexia es una dificultad específica de aprendizaje de origen neurobiológico. La dislexia se manifiesta en dificultades relacionadas con el lenguaje escrito. La lectura, escritura, y toda aquella actividad que implique la descodificación, interpretación y comprensión de símbolos creados arbitrariamente para comunicarnos.
Los niños con dislexia encuentran importantes dificultades en los procesos de lectura y de escritura. Más allá de la comprensión de las letras, les cuesta comprender las reglas arbitrarias que asocian cada letra con un sonido determinado. En su mente las letras parecen agolparse, siguiendo movimientos incomprensibles. Necesitan ordenar estas letras y darlas sentido.
¿Cómo es el niño con dislexia?
Los niños con dislexia tienen una inteligencia normal, no son menos inteligentes, incluso pueden llegar a ser brillantes cuando se les proporciona la estimulación adecuada. La dislexia suele crearles muchas dificultades: dedican mucho tiempo a las tareas escolares sin que se refleje el éxito deseado, no entienden lo que les sucede, en ocasiones son tachados de vagos y torpes lo que repercute en su autoestima.
La estimulación de los niños con dislexia
Los niños con dislexia necesitan una estimulación especial centrada en la discriminación fonológica y gráfica de las letras. Es decir se trata de entrenar su conciencia fonológica y gráfica. Dicho con otras palabras, las actividades han de procurar que el niño practique las letras de manera que asocie el símbolo escrito con su sonido.
Es importante que sean actividades entretenidas y variadas, ya que el carácter lúdico favorece el interés y la motivación por la tarea. Así como variar de actividad va a permitir que no se desmotiven, que no se les haga tedioso y que mantengan la atención.
Los niños con dislexia pueden aprender igual que los demás niños solo necesitan la estimulación adecuada.
Las mejores actividades para niños con dislexia
1. Juega con un texto escrito de un cuento, revista, periódico, etc… y pídele que busque una letra. Por ejemplo vamos a buscar todas las letras «D» del texto. De este modo el niño entrena y estimula la discriminación visual entre la letra escogida y las demás letras.
2. Pídele que cuente las sílabas y las letras de las palabras. De este modo centramos su atención en las letras y en sus sonidos. Al contar las sílabas le estimulamos para que se centre en los sonidos.
3. Ponle palabras parecidas que solo se diferencien en una letra. Pídele que señale la letra en la que se diferencian. (Ejemplo: pato-palo; maleta-maceta; caballo-cabello, etc.)
4. Juega a sustituir alguna sílaba de la palabra por otra parecida, para que pueda comprobar la diferencia entre los sonidos. De este modo estimulamos la discriminación fonética. (por ejemplo la palabra pelota, le pedimos que sustituya la sílaba ta por pa y pronuncie pelopa).
5. Muéstrale sílabas separadas y pídele que una las sílabas formando palabras. De esta manera estimulamos la discriminación auditiva y visual y su capacidad de creación con las letras.
6. Elimina una sílaba de la palabra y pídele que busque la sílaba que falta.
7. Enséñale una sílaba y pídele que te indique palabras que contengan esa sílaba. Por ejemplo la sílaba -bra, puede formar palabras como brazo, culebra, abrazo, etc. De este modo estimulación su capacidad de identificar sílabas y formar palabras con ellas.
8. Juega a las cadenas de palabras. Se trata de decir una palabra y la otra persona ha de decir una nueva palabra que comience por la última sílaba de aquella palabra. (por ejemplo: maleta-taza-zapato-topo-poco-comida-dado-*..). A través de un juego estimulamos su discriminación de forma entretenida.
9. Emplea pasatiempos clásicos, como las sopas de letras o los crucigramas. Son una forma entretenida de entrenar la discriminación visual de las letras.
10. Pídele que lea y escriba con frecuencia. Practicar la lectura y la escritura les será de gran ayuda. Puedes emplear cualquier lectura, las rimas y los trabalenguas pueden ser una buena opción.
Celia Rodríguez Ruiz. Psicóloga clínica sanitaria. Especialista en pedagogía y psicología infantojuvenil. Directora de Educa y Aprende.
Autora de la colección Estimular los procesos de lectura y escritura
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