Uno de los grandes problemas a la hora de luchar contra el acoso es el miedo a las consecuencias si se denuncian estos casos. No solo por parte de la víctima, los testigos que observan cómo sus compañeros atraviesan estas denuncias también temen las represalias si ponen en conocimiento de las autoridades aquello que han visto. Por este motivo hay que inculcar también a estos menores la necesidad de luchar contra estas injusticias.
Hacerlos valientes para que no dejen a sus compañeros solos ante estos momentos tan duros. Por ello, la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid tiene en cuenta la figura del testigo para pelear contra el bullying dentro las aulas. Una forma de romper con este miedo que hace que tantos casos queden ocultos a las autoridades y no puedan ponerse fin a los mismos.
El testigo también está involucrado
En este programa contra el acoso se deja claro que el testigo también está involucrado en el caso de bullying, aunque no como sujeto activo. Es cierto que quien presencia estos sucesos no son víctima ni agresor, pero poseen una información muy importante que podría suponer el fin de este hostigamiento. Esta publicación distingue dos figuras según el papel que asumen:
– Testigos activos. Animan y apoyan a los agresores, no participan en el caso de acoso pero animan a que se mantengan
– Testigos pasivos. No participan ni siquiera arengando al agresor a seguir, pero no cuentan a nadie lo que han visto, haciendo invisible el caso de acoso.
Ambos papeles suponen que la víctima del acoso siga sufriendo sus consecuencias. Por ello la respuesta de los testigos en primer lugar ha de ser de rechazo hacia los agresores, no animarlos ni reírles las bromas contra sus compañeros. En segundo lugar ha de tomar una actitud activa y poner en conocimiento de profesores y otras autoridades, romper con la Ley del Silencio.
Un cambio de actitud que debe involucrar a padres y profesores. Ambas figuras deben hacer ver que ellos son la autoridad. Por mucho que el agresor pueda intentar tomar represalias contra el testigo que ha dado a conocer el caso, estos entes impedirán que pueda conseguir este objetivo. De igual modo debe asegurarse el anonimato de quien ha desvelado esta información para protegerlo y dar un plus a la hora de animar a denunciar.
Consecuencias de la no denuncia
El resultado de denunciar es la investigación y al final la finalización del caso de acoso escolar, así como medidas preventivas mientras se arroja luz al caso. De igual manera no poner en conocimiento de las autoridades también tiene consecuencias para el testigo y para el entorno en el que se desenvuelve: el colegio.
La Comunidad de Madrid destaca que aunque para los testigos estas consecuencias no son tan evidentes, pueden conducir a una actitud indiferente e incluso complaciente ante la injusticia y a una modelación equivocada de la valía personal. Al mismo tiempo en estos menores se puede producir un distanciamiento de sus amigos, posibles víctimas, que los aísle socialmente.
Además, permitir que el acosador siga actuando por no haber denunciado esta situación puede suponer a la larga que el testigo se convierta en víctima. Una potencial consecuencia que no solo afecta a este menor, sino a cualquier otro que pueda convertirse en el nuevo agredido a largo plazo.
Damián Montero
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