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Niños con TDAH: dificultades y soluciones prácticas

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Los niños TDAH diariamente se enfrentan a un mayor número de fracasos, porque básicamente al cometer más errores, les cuesta más seguir la clase, organizarse y controlarse. Todo esto es incompatible con un buen rendimiento escolar y con el comportamiento que se les exige durante las clases.

La consecuencia inmediata es la frustración, ya que ven que el compañero o amigo hace sus trabajos en menos tiempo y con mejores resultados, por supuesto sin mencionar el esfuerzo que ellos mismos ponen en estos trabajos.

5 puntos clave para mejorar la autoestima de los niños con TDAH

Por estas razones, te proponemos cinco pasos para mejorar la autoestima de los niños con TDAH:

ACÉPTALO: hazle sentirse único, no valores sus logros o competencias sino a él como persona.

DESCUBRE QUÉ TIENE DE ESPECIAL Y DÍSELO: elógialo, valorando el esfuerzo que pone en sus quehaceres, comentando lo positivo que veas en su conducta, y no tanto sus resultados.

CREE EN ÉL: ofrécele mayor confianza. Empieza por encargos que le resulten sencillos, acompañándole con tu ayuda y afecto.ANALIZA TUS MENSAJES: que se conviertan en mensajes positivos, que le indiquen lo que esperamos de él. Potenciaremos su autocontrol cuando le marquemos límites claros.

UTILIZA EL LENGUAJE DE LA AUTOESTIMA: mejora tu comunicación con él y cambia el verbo «ser», por «estar», para no atacar su autoestima. Él no es un desordenado, su armario está desordenado. Él no es travieso, simplemente lo que ha hecho se puede hacer mejor, etc.

SEGÚN EL ENTORNO, EL NIÑO CAMBIA: debéis tener en cuenta que existen grados de hiperactividad y, en muchos casos, hay variabilidad dentro de un mismo niño. Es decir, hay niños que en determinadas circunstancias son mucho más hiperactivos que en otras, o incluso en las mismas circunstancias varían de un día a otro. Esto desconcierta a padres y educadores. En ocasiones, la información de los padres parecen muy distinta a la de los profesores, pero las aulas son entornos muy distintos a las casas. En clase, con 20 ó 30 niños, el nivel de ruido es muy elevado, la cantidad de distracciones es altísima (ventanas, pósters, trabajos en los corchos de las paredes, etc.), la iluminación artificial es horrorosa (luces fluorescentes), y ninguno de estos factores ayuda al niño TDAH.

Dificultades y soluciones prácticas para niños con TDAH

Dificultades:

– Planificar horarios a corto, medio y largo plazo.
– Organizar el trabajo y el material.
– Mantener la atención en tareas de larga duración.
– Seguir órdenes o instrucciones.
– Precipitación a la hora de realizar tareas.

Soluciones prácticas:

– Refuerzo positivo (motivaciones, premios) para fomentar, crear y mantener conductas adecuadas mediante objetivos concretos.

– Planificación: ayudarle fijando objetivos claros y concretos para cada momento. Confeccionar con el niño un horario para cada día, con momentos de actividad y de descanso.

– Crear un entorno lo más organizado posible. Cuantas más cosas se metan en los armarios y menos haya por la habitación, mucho mejor.

– Su habitación debe tener pocos cuadros y pósters que le distraigan y dificulten su concentración.

– Concienciarles de que debemos recoger todo, antes de sacar más cosas para iniciar una nueva actividad.

Posibles dificultades asociadas

– Son niños que muestran un bajo rendimiento escolar.
– Tienen problemas de adaptación en el colegio.
– Presentan baja autoestima.
Problemas de sueño.
– Mayor facilidad a sufrir accidentes.
– Cierta dificultad para relacionarse con familiares y amigos.
– Muestran dificultad para atender a estímulos presentados lentamente.
– Suelen recordar y atender de una manera más superficial.

¿Cuándo sospechar que tengo un hijo/a con TDAH?

– No termina las tareas que empieza.
– Comete muchos errores.
– No se centra en las actividades o juegos.
– Parece no escuchar cuando se le habla directamente.
– Tiene dificultades para organizarse.
– A menudo pierde cosas que necesita.
– Se distrae con cualquier cosa.
– Es descuidado en las actividades rutinarias.
– Se levanta constantemente de la silla o sillón.
– Corretea por todos los lados.
– Le cuesta jugar a actividades que no implique actividad física.
– Habla excesivamente, incluso contestando antes de que se termine de hacerle la pregunta.
– Mueve manos y pies continuamente.
– Le resulta costoso guardar el turno (ej. juegos de mesa).
– Con frecuencia actúa antes de pensar.
– Con alta motivación atiende mejor.

Cuestionario de conducta de Conners

Para contestar debes puntuar de 0 a 3.

Nada = 0       Poco = 1       Bastante = 2      Mucho = 3

1 – Es impulsivo, irritable.         
2 – Es llorón.
3 – Es más movido de lo normal.
4 – No puede estarse quieto.
5 – Es destructor.
6 – No acaba las cosas que empieza.
7 – Se distrae fácilmente, tiene escasa atención.
8 – Cambia bruscamente sus estados de ánimo.
9 – Sus esfuerzos se frustran fácilmente.
10- Suele molestar frecuentemente a otros niños,

Si has contestado más de la mitad por encima de 2 puntos, es conveniente que acudáis al especialista, que será quien diagnostique si el niño es TDAH o no.

Consejos para reflexionar sobre el TDAH

– Es difícil recordar que el niño no es completamente dueño de su conducta y, por tanto, es fácil que os lleven al límite.

– Se suele confundir al niño TDAH con el malo o travieso, intentando controlarles con castigos, cuando el niño no ha hecho nada malo, simplemente no ha parado quieto.

– Su ambiente debe estar lo más organizado posible, como a ellos le cuesta, debéis aportarles la organización vosotros.

– Hay que alabar y valorar sus esfuerzos y avances. A menudo vemos niños que incluso el día que están mejor son reprimidos: «¡Ves cómo puedes hacerlo cuando te da la gana!, ¿por qué ayer no te dio la gana?». Esto es muy injusto. Suelen ser niños que tienen grandes habilidades para algunas tareas y debemos fomentarlas.

– No se debe enchufarlos a la televisión como único remedio para que estén quietos. Debéis limitar al máximo la tele. Sus efectos posteriores son devastadores.

– Sin duda debe explicarse al niño que está sucediendo. Es mucho mejor saber que tu cerebro no es capaz de controlar tu cuerpo y ese es el motivo por el que no paras, que pensar que lo que pasa es que eres «un trasto», «un pesado», «un maleducado», o que «te ha faltado una torta a tiempo».

Busca ayuda profesional a través del pediatra, la escuela o asociaciones de ayuda. Preocúpate en conocer el trastorno y sus repercusiones, así como aprender estrategias educativas para mejorar la conducta y la comunicación en casa.

Trabaja estrechamente con la escuela. Debes formarte para formar a los profesores de sus hijos. Puede parecerte una paradoja, pero la forma en que la familia ayudéis a vuestro hijo a reconocer sus dificultades, aceptarlas y a luchar contra ellas y, la manera de mantener unos límites educativos sanos y ajustados a la capacidad real del niño, determina en gran medida que la impulsividad aumente o disminuya.

Ana Aznar
Asesoramiento: Ignacio Calderón Castro, neuropsicólogo. 

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