Los niños necesitan moverse. Pretender que un pequeño se quede quieto es un imposible, además de un objetivo nada recomendable para los padres ya que inculca el sedentarismo. Sin embargo, en ocasiones la emoción y la excitación hacen que se dejen llevar por la diversión molestando a otras personas, ya sean los vecinos u otros viandantes en la calle.
Hay que saber cómo enseñar a los niños para que no molesten mientras se divierten, para evitar el excesivo ruido en sus actividades y hacer que todo transcurra de forma tranquila. Valores como el respeto y dejar claras ciertas normas antes y durante la práctica del juego, será imprescindible para conseguir este objetivo.
Cómo evitar molestar: así no hacemos mucho ruido
Lo mejor para prevenir problemas es que antes de cualquier problema es dejar claras unas normas sobre el desarrollo de la actividad. Entre estas claves debe estar el respeto al silencio y a evitar los ruidos intensos que puedan molestar a los demás. Es normal que ante la diversión y el movimiento se olviden de estos aspectos que antes les señalaron sus padres.
Tal y como indican desde el Royal College of Psychiatrics de Reino Unido, es importante tener reglas sencillas sobre lo que está y no está permitido. No hay que dar lugar a que los niños puedan interpretar libremente las normas y actuar según lo que no les gusta siendo ruidosos o comportándose de forma inadecuada.
También es importante que ambos padres se involucren y estén de acuerdo sobre estas reglas y ser consistentes de las posibles consecuencias de actuar de forma distinta. Si una de las figuras paternas se muestra rígida, y la otra indica lo contrario, al niño no le quedarán claras las normas y siempre optará por aquella vía que le resulte más beneficiosa.
Si ambos padres se comprometen a mantener el mismo punto de vista y a aplicar las mismas normas, se ayudará a que los niños sepan lo que se espera de ellos y aprenderán autocontrol. También se recomiendan que los padres se involucren de algún modo en la actividad de sus hijos ya sea como miembros activos o simplemente como árbitros que sean conscientes en todo momento de lo que hacen los pequeños.
La importancia del ejemplo para no molestar
No hay que olvidar la responsabilidad que todo padre tiene en la educación de sus hijos. Por eso, deben convertirse en todo un referente en lo que a modales se refiere para los más pequeños. Por ejemplo, durante las comidas y posteriores actividades de sobremesa, es conveniente mostrarse serenos y no ruidosos, mantener la compostura y evitar cualquier comportamiento que pueda molestar a los demás.
De esta forma, el niño tendrá un espejo en el que mirarse y en el que aprender modales. Estos son algunas muestras de comportamiento que los padres deben mostrar tanto en público como en privado:
– Mantener un tono de voz adecuado, nunca alzar la voz ni siquiera cuando no nos atiendan en el restaurante. En este caso lo mejor es levantarse y preguntar a algunos de los miembros del personal.
– Ocupar el espacio que corresponde. A la hora de caminar por la calle no se puede pretender ocupar ambos carriles, hay que permitir que otras personas puedan caminar también y no formar una fila horizontal que impida el paso.
– Respetar las filas. Todos tenemos prisa, pero eso no es motivo para saltarse el orden de las filas o colas en donde esperan otras personas.
– No invadir el espacio de otros. Al igual que los niños juegan en una zona determinada, los padres también deben respetar el espacio de otras personas.
Damián Montero
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