La serie ‘El juego del calamar ha pulverizado récords de audiencia: 142 millones de espectadores en sus primeras 4 semanas de emisión. El juego del calamar se ha convertido en el éxito de Netflix en 2021 y ya es la serie más vista en 94 países.
Lo cierto es que aunque Netflix ha advertido claramente que esta serie NO está recomendaba para menores de 16 años, son muchos los niños que la están viendo. En las últimas semanas, profesores de algunos colegios han alertado de que se había colado su contenido en los juegos de los niños en los patios. Gabriela Paoli, psicóloga y autora del libro Salud digital: claves para un uso saludable de la tecnología, explica que «la violencia explícita tiene un componente adictivo y los menores pueden verlo como algo lúdico».
Los ingredientes del éxito
El éxito de la serie de El juego del calamar entre los niños y adolescentes se debe a la conjunción de varios elementos. En primer lugar, que el argumento recuerda claramente a un videojuego (seguramente ya se esté diseñado uno inspirado en la serie), ya que los personajes van pasando de nivel y el espectador juega con la emoción de pensar que se juegan la vida.
En segundo lugar, los personajes tienen problemas familiares, económicos y de salud con los que es fácil sentirse identificado.
Y, por último, es importante, tener en cuenta que se recrea en un ambiente «infantilizado», de juegos de niños, de patios y habitaciones con ambiente de infancia. Además, los juegos a los que se enfrentan los protagonistas a vida o muerte también son juegos populares que conoce todo el mundo y que nos recuerdan a nuestra niñez.
«Todo esto hace que la situación sea aún más macabra y sensibilice más. Además, la violencia explícita tiene un componente adictivo, en tanto en cuanto genera una fuerte emoción y como cualquier sustancia o contenido que nos genera emociones fuertes es susceptible de volverse adictivo. Los menores pueden llegar a asociar esa violencia con algo lúdico, de entretenimiento», afirma Gabriela Paoli.
El juego del calamar, un juego real coreano
Aunque en Europa y en América no se conoce o se conoce poco, el juego del calamar es un juego infantil, muy popular en Corea. Esta parte infantil de la serie puede haber confundido a muchos padres y por este motivo, la psicóloga Gabriela Paoli advierte que «es importante poner el foco en el papel que juega la sociedad. Netflix ha advertido que la serie no pueden verla menores de 16 años, pero está claro que esto en muchos hogares no es suficiente. No podemos ser tan ingenuos para pensar que la única manera de acceder a este contenido es a través de Netflix. Cuando una serie o un videojuego se hace mundialmente popular, ese contenido circula por todas partes, quizás no la serie completa, pero sí lo más escabroso. Hay quien imita escenas en Youtube, Tik Tok o Instagram, hay información por todas partes».
La responsabilidad de impidir que los niños vean contenido inapropiado no es solo de los padres. Como reconoce Paoli, «no se trata de culpar a los padres que han permitido o no se han dado cuenta de que sus hijos menores veían la serie. Todos tenemos que poner de nuestra parte, desde las grandes plataformas audiovisuales, pasando por profesores, orientadores, psicólogos, médicos, psiquiatras, y por supuesto las familias, y toda la comunidad. Si, como adultos, hemos comentado y compartido la serie en nuestro ámbito personal, no podemos pedir que nuestros niños y adolescentes estén aislados del mundo. Lo que debemos hacer es educarles para que estén preparados para enfrentarse a ciertos contenidos que pueden caer en sus manos, y que antes de acceder a él nos lo comenten, elijan no verlo o hablar con nosotros».
Niños de 9 o 10 años, ¿qué hacer si ya han visto la serie?
Es posible que los padres no lo sepan, pero si no se ha podido evitar que los niños la hayan visto, hay que hablar de ella y «reconocer que hemos tenido un fallo en el control del acceso a la información que ellos pueden consumir». Del mismo modo, es vital que se pongan en marcha controles y configurar los dispositivos. Y el siguiente paso sería, sentarnos con tranquilidad con los niños, comentarla con ellos e incluso jugar con ellos. El juego es una invitación a procesar la información, imágenes, ideas con las que se han quedado».
Por otra parte, la psicóloga Gabriela Paoli, recuerda que «podemos pedirles que nos cuenten que han visto, qué les ha parecido, qué personaje les gustó más y por qué. Es una oportunidad para hablar de temas como la amistad, la agresividad, la crueldad, o el hecho de que unas personas se aprovechen de otras para su beneficio. Es decir, si ya la han visto y son demasiado pequeños, al menos que compartan lo que tienen dentro, sus ideas, y que sirva para que lo puedan digerir emocionalmente y para la reflexión».
En este punto, es importante tener en cuenta que los niños/as no tienen el suficiente desarrollo mental, emocional, psicológico como para ver estas imágenes y para comprender lo que ven. Y añade, «pueden causar mucho daño. De ahí la importancia de control y supervisar las películas, series, libros a los que tiene acceso. Es necesario destacar que hay unos mecanismos psicológicos que se ponen en marcha como son la imitación, la identificación, interiorización de ciertas conductas o modelos».
Adolescentes: una oportunidad para el diálogo
En el caso de los adolescentes, que seguramente ya la han visto, «es un excelente disparador para el diálogo, la reflexión conjunta en casa. Y también es una oportunidad para el profesorado, en centros escolares. Prohibir es pretender tapar el sol con el pulgar. Es llevarlos a la clandestinidad. Es arrastrar a la curiosidad y la transgresión de las normas que se acordaron en casa. Y seguramente, las consecuencias pueden ser más complejas y dolorosas», matiza.
Prohibir nunca es una solución educativa o pedagógica. Puede ser adecuado prohibir en los colegios este tipo de juegos, incluso los disfraces que tengan que ver con la serie, pero no es la solución. Tu compañía, tu ejemplo, tu complicidad es fundamental para una óptima salud mental en los niños y adolescentes. No podemos prohibir o controlar sin más, nos necesitan a su lado, para aprender a reflexionar y a cuestionar todo lo que llegue a ellos.
Marisol Nuevo Espín
Asesoramiento: Gabriela Paoli. Psicóloga, formadora y consultora en temas de Desarrollo Personal y Organizacional.
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