Una educación individualizada es la clave para saber aprovechar las virtudes de los niños y poder trabajar en aquellos puntos que más perjudican su día a día. Un ejemplo son los pequeños más inquietos, que presentan un mayor ritmo de actividad pero que también tienen unos niveles de atención menores que el resto. ¿Cómo sacarle rendimiento a estas características?
Desde el Hospital Sant Joan de Déu señalan que los movimientos de los niños a los que les cuesta estar quietos, se consideran habitualmente como un signo de aburrimiento o falta de atención que puede distraer a sus compañeros. Es por ello que padres y profesores suelen exigir que los niños que cesen en estas actitudes, pero estos comportamientos pueden ser beneficiosos para su salud.
Moverse para prevenir el sobrepeso
Desde el Hospital Sant Joan de Déu señalan la investigación publicada en The Conversation y que sugiere que una conducta más activa puede ayudar a los niños a protegerlos de la obesidad, mejorar su salud cardiovascular e, incluso, salva vidas. Una investigación en la que se midió el gasto energético de 40 menores de entre cuatro y seis años, durante una hora
Todos los niños que participaron en este estudio siguieron el mismo procedimiento: 30 minutos viendo televisión, 10 minutos dibujando y 20 minutos jugando con juguetes en el suelo. Durante la investigación se contabilizó el número de veces que los pequeños cambiaban de postura y se tomó esta cifra como medida de su necesidad de moverse.
Los resultados mostraron que los movimientos realizados variaron entre todos los niños, a pesar de que todos ellos llevaron a cabo las mismas actividades. Se produjeron 53 cambios de postura por hora en el tercio más activo de la muestra, y solo 11 movimientos por hora en el tercio más tranquilo. Estas diferencias afectaban directamente el número de calorías quemadas.
Esto se tradujo en una quema de unas 6 calorías por hora. Si esta cifra se extrapola a las calorías quemadas durante meses o años, esto podría provocar grandes diferencias en gasto de energía. Una diferencia de seis calorías por hora sentados, se convierte en una diferencia de 60 calorías al día, 420 calorías por semana (aproximadamente tres bolsas de chips), y 22.000 calorías al año (equivalentes a unos 2 kg de peso corporal en un niño de 20kg).
Límites en niños inquietos
Por supuesto, los niños inquietos deben tener límites ya que un exceso de movimientos puede alterar la buena atención de los mismos y lastrar su vida académica. Desde el Centro Psicológico CPC se dan los siguientes consejos:
– Los niños inquietos respetan a un líder seguro de sí mismo y competente. Por ello, es importante que los padres y profesores procuren no mostrar debilidad, indecisión o inseguridad.
– Siempre tienen que saber de antemano cuál es el plan, cuales son las normas y quien manda.
– Evitar llegar a los gritos y castigos cuando el niño tiene muy claro cuál es el «plan de acción» o lo que se espera de él y que tenga un líder en quien confiar.
– Es importante, escuchar su opinión, incluso tomar en cuenta sus sugerencias, pero debe tener claro que los que tenemos la última palabra somos los adultos.
Damián Montero
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