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Los nativos digitales son más pacientes que los niños de pasadas generaciones

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La paciencia crece entre los nativos digitlales.

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Las nuevas tecnologías han traído un sinfín de pantallas. Smartphones, tablets, videojuegos, ordenadores, en todos estos dispositivos se ofrecen multitud de contenidos en tiempo real. En la actualidad las esperas se reducen para actividades como ver una película o acceder a determinado conocimiento, ¿ha hecho esto que los nativos digitales se conviertan en una generación impaciente?

Según un nuevo estudio publicado en la Asociación Americana de Psicología los niños en la actualidad son mucho más pacientes que aquellos nacidos en generaciones pasadas. Un resultado logrado después de repetir el «test de marshmallow», una prueba que fue utilizada en los años 60 para medir esta capacidad en los más pequeños y que ha vuelto a ser utilizada en el presente.

Más paciencia que sus abuelos

Para medir la paciencia de los más pequeños los investigadores emplearon, como se ha dicho, el «test de marshmallow». Una prueba que consistía en exponer una chuchería delante de los niños y hacerlos esperar 15 minutos antes de poder comerla, si el pequeño cumple con este requisito, recibe dos de estos artículos.

Si bien los resultados del estudio realizado en la década de los 60 mostraron que los más pequeños eran capaces de esperar una media de 300 segundos antes de comerse la chuchería, los nacidos en el 2000 pudieron esperar más de 400 segundos. Unos datos que incluso choca con la percepción que tienen los propios padres de sus hijos ya que el 72% de los progenitores pensaron que sus niños no serían capaces.

Entre los motivos que podrían haber dado lugar a esta explicación se indica el crecimiento del pensamiento abstracto aparejado a las nuevas tecnologías. Un hecho que puede contribuir al incremento de las habilidades de la función ejecutiva, permitiendo que los pequeños pudieran tener un mayor dominio sobre sus decisiones, como retrasar la ingesta de la chuchería.

También se puede explicar desde la mejora en los niveles de educación. En la década de los 60 la cantidad de menores escolarizados era mucho menor que la de la actualidad. Acudir a la escuela enseña normas sociales como la de esperar y mejorar la atención, dos cualidades que potencian la paciencia en los más pequeños de la casa.

Predicar con el ejemplo

La paciencia es un valor que contribuye a que los más pequeños puedan desenvolverse de forma efectiva en entornos sociales como el colegio y en el futuro dentro de sus trabajos. Al igual que otras destrezas, ésta puede enseñarse en casa y para ello nada mejor que predicar con el ejemplo:

Autocontrol. No perder los estribos delante de los pequeños, hay que mantener la calma y demostrar a los hijos que se puede aguardar.

Recordar el objetivo. Al igual que en el test empleado en este estudio, enseñar a que los niños mantengan el objetivo en mente ayudará a que sepan aguardar y conseguir un premio mejor.

Trabajar en técnicas de relajación que permitan evadirse en los momentos donde la paciencia pueda verse lastrada, tomar nota de las herramientas que funcionen y ponerlas en práctica.

– No incentivar la impaciencia recordando a los más pequeños eventos que deseen y excitarlos haciendo que quieran que dicho momento ocurra de inmediato.

Damián Montero

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