Detrás de cada acción se oculta una motivación, una meta que es la que explica que la maquinaria se ponga a funcionar. Este objetivo se postula como un incentivo que premia la plena atención sobre la tarea que se esté desempeñando. Sin embargo, ¿qué ocurre en los casos en donde los niños presentan un déficit a la hora de orientar su interés?
Es la situación de los niños con déficit de atención. En estos casos hay que buscar la motivación para que los más pequeños obtengan un beneficio cuando orienten todos sus sentidos a la tarea que estén desarrollando. Una misión en la que la familia tiene mucho que ver tal y como explican desde la Fundación Cantabria Ayuda al Déficit de Atención e Hiperactividad, CADAH.
Familia y motivación para el TDAH
CADAH señala que lo primero deben saber los padres es que la motivación está muy relacionada con la autoestima de cada persona. La obtención de determinadas metas hace que cualquier persona se sienta capaz y sepa que cuenta con los recursos y medios para hacer frente a lo que se proponga.
En el caso contrario, si una persona es centro de críticas y rectificaciones en todos o en la mayoría de sus actos, verá como es incapaz de alcanzar el éxito en las tareas que se propone o que se le exigen. Una sensación que provocará que poco a poco su autoestima vaya viéndose minada e ida a menos al no sentirse capaz.
En el plano académico los niños con déficit de atención pueden carecer de interés por determinadas asignaturas, el realizar tareas o trabajos relacionados con ellas. Situación que se vuelve más dura cuando el estudio de la materia se vuelve una ardua tarea para ellos y para la familia que ve como no obtiene buenas notas.
En estos casos la familia debe actuar como el motor que tire del niño, valorarlo, elogiarlo, creer el ellos para que ellos mismos puedan empezar a creer en sus posibilidades, de forma que si hacemos de eso un trabajo diario y constante, estaremos valorando su esfuerzo y los resultados que poco a poco van consiguiendo.
Motivar a los hijos con déficit de atención
Y cómo conseguir este fin. Desde el Hospital de San Joan de Déu se dan los siguientes consejos:
– Expectativas adecuadas a las habilidades de los hijos. Cada persona es un mundo y cuenta con unas habilidades propias. Exigir una meta por encima de estas destrezas será un imposible que terminará por frustrar y provocar la pérdida de atención en los niños. Lo mejor siempre es conocer qué se les da bien a los niños y acto seguido actuar en consecuencia.
– Ayudarlo a fijarse metas. ¿Qué futuro imagina el niño? Los padres deben ayudar a los pequeños a definir sus metas, siempre teniendo qué les gusta y qué les motiva.
– Definir la vía para obtener las metas. Una vez se hayan elegido las metas que se van a obtener, los padres deben asegurarse de que los niños conocen las herramientas para conquistarlas. Hay que recordar también las destrezas de los más pequeños para poder proporcionar instrumentos adecuados a las mismas.
– Actitud positiva hacia la escuela. ¿A quién no le gustaría estar todo el día jugando en lugar de sentado en un pupitre? Los padres deben hacer ver a los pequeños el colegio es un lugar que ofrece muchas cosas interesantes y encontrar cuáles pueden interesarles a la hora de invitarlos a asistir.
Damián Montero
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