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Modos de conseguir que nuestros hijos sean alegres con nuestro ejemplo

modos de conseguir que nuestros hijos sean alegres con nuestro ejemplo

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La alegría se contagia, así que se aprende. Si queremos que nuestros hijos sean alegres, tenemos que serlo nosotros también porque van a fijarse más en lo que hacemos que en lo que decimos.

El optimismo es una actitud ante la vida que facilita mucho el día a día porque, en realidad, son muchas las ocasiones en las que no podemos hacer gran cosa por cambiar lo que nos pasa. Sin embargo, sí podemos incidir en la manera en la que nos tomamos eso que nos ocurre.

1. Agradecemos todo lo bueno que nos pasa en el día

    Es importante valorar y agradecer incluso los pequeños detalles, porque, aunque parezca un poco tonto, estamos mostrando que la mayoría de lo que nos pasa va bien y les enseñamos a centrarse en lo positivo.

    2. No le prestamos demasiada importancia a lo malo

      Las contrariedades son parte de la vida, pero no debemos darles más importancia de la que realmente tienen, porque no dependen de nosotros. Lo que sí podemos controlar es cómo nos las tomamos. En lugar de quedarnos con lo negativo, podemos relativizar y seguir adelante.

      3. Miramos a los problemas como oportunidades

        Cada cosa que nos pasa es una oportunidad para aprender. No se trata de mentirnos a nosotros mismos y pensar que el mal no existe, sino de saber sacar algo positivo de cada situación y de ver las dificultades como lecciones y no como obstáculos.

        4. Tenemos esperanza en que pasará lo que necesitamos

          Debemos mirar la vida con trascendencia y no con ojos cortoplacistas. Es fundamental comprender que, aunque no siempre conseguimos lo que queremos, lo que realmente necesitamos llegará a su tiempo.

          5. Evitamos pensar siempre en lo malo que puede pasar

            Preocuparse por lo peor solo genera ansiedad. Son los famosos cisnes negros: problemas que, por estadística, son muy poco probables que nos pasen, pero que nos desasosiegan y nos quitan la paz. Hay que vivir el presente sin anticiparse a lo que pueda surgir.

            6. Celebramos juntos lo bueno y acompañamos en lo malo

            El hogar es el lugar de la alegría porque disfrutamos todos de lo bueno que nos pasa a cada uno y ayudamos a llevar la carga del que ha tenido un problema. Esto fortalece nuestro vínculo y creamos un ambiente de felicidad compartida.

              7. Tendemos a mirar la botella medio llena y avanzamos

                Si hay dos posibilidades frente a una situación, nos quedamos siempre con la buena, porque una actitud positiva hace más fácil la vida tanto de uno mismo, como la de los de nuestro alrededor.

                8. Los problemas sin solución se aceptan y se sigue

                  Algunas situaciones no tienen solución, y lo mejor es aceptarlas. A veces nos tocará sufrir un poco y llorar un rato por lo que nos ha pasado, pero como no podemos hacer nada más, nos levantamos y seguimos adelante con alegría.

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