El miedo es algo inherente al ser humano, quien más y quien menos algo teme y en el caso de los niños esta lista es más grande. Los más pequeños no conocen todo lo que le rodea y ante algo extraño que se sale de lo común es probable que aparezca cierto recelo. Uno de ellos es el rechazo a las situaciones ruidosas que son muy comunes en fechas navideñas ante la manipulación de pirotecnia.
Tal y como señala la psicóloga Montse García, hay niños que se ponen muy nerviosos ante el ruido. Estos pequeños empiezan a llorar reaccionan de forma negativa en una espiral de ansiedad que crece si no se les aparta rápidamente del estímulo que temen. Saber consolarlos en estos momentos es imprescindible para evitar que los más pequeños entren en una crisis de estrés.
Miedo común
¿Hay que preocuparse si se aprecia este miedo en los niños? En absoluto, tal y como explica esta psicóloga el terror al ruido es algo común en los menores de entre dos y seis años de edad. En el caso de que más allá de esta edad se siga manifestando esta ansiedad ante estos contextos, sí que habría motivos para preocuparse por esta situación y pensar en solicitar ayuda.
También se recomienda valorar la situación y la respuesta del niño. En ocasiones la presencia del miedo ante un ruido es algo normal como por ejemplo ante la exposición constante de petardos durante estas fechas navideñas y que pueden poner nervioso a los menores más sensibles. Pero si el estímulo es normal y aun así la reacción es grande: temblores, náuseas, mareos, etc, sí que hay motivos para preocuparse.
En cuanto al origen del miedo, también es posible que sea un reclamo de atención por parte de los niños. Hay menores que al ver a otros reaccionar así ante una situación parecida y llevarse los cuidados de sus padres, actúen de forma parecida para conseguir que los ojos de todos se vuelvan a él. Para estos casos es ver cómo se comporta en solitario.
Montse García recomienda no extremar nuestras preocupaciones ya que los miedos evolutivos forman parte del desarrollo normal de nuestros hijos. Tampoco hay que subestimar el sufrimiento de los pequeños bajo la creencia de que con el tiempo todos estos problemas irán desapareciendo, por lo que considero que no hay que quitarle importancia sino informarse a través de especialistas y emplear el sentido común.
Miedos frecuentes en niños
Como se ha dicho, el miedo es algo habitual en los niños. Junto al ruido hay otros temores que conviene conocer:
1. Miedo a la oscuridad. La hora de ir a dormir puede suponer una tortura en muchas ocasiones para los más pequeños de la casa. Ver cómo ese cuarto colorido y donde jugaba horas antes, ahora se convierte en un sitio umbrío y en el que sus sentidos no perciben nada provoca en los niños un temor bastante habitual a la oscuridad. De hecho, la, Asociación Española de Pediatría, AEPED señala que este miedo aparece en uno de cada tres niños hacia los dos años y que este porcentaje disminuye a los 8-9.
Esta asociación añade que en ocasiones a este temor se le añaden otros como el miedo a personajes imaginarios o a la posibilidad de que alguien entre y pueda hacerles daño. La AEPED recomienda establecer ciertas rutinas que calmen a los niños antes de dormir tales como hablar con ellos en la cama y arroparles o leerles un cuento; también pone énfasis en el peligro que puede tener que el pequeño realice actividades excitantes antes de dormir o tome bebidas con cafeína y azucaradas por la noche.
2. Miedo a la separación. Perder a esa persona a la que se siente tan apegada el niño es un pensamiento que no le gusta nada a los más pequeños. La AEPED señala que es uno de los miedos más comunes en la raza humana en sus primeros años de vida, en especial cuando el pequeño teme perder a su madre, persona a la que normalmente está más unido.
AEPED recomienda fomentar la autonomía del niño desde un principio y evitar la sobreprotección del niño. Se deben realizar separaciones breves al principio tales como permitirles ir a jugar a casa de un amigo y con el paso del tiempo ampliar estas actividades a dejarlos dormir en casa de esta amistad o acudir a campamentos cuando la edad se lo permita.
3. Miedos escolares. El colegio puede suponer numerosos problemas para el niño. Y es que en este entorno el menor se ve envuelto en un entorno competitivo donde generalmente la normal establece que debe ser el mejor. Esto se une al hecho de tener que buscar amigos, lo cual puede provocar en él un sentimiento de soledad. Este hecho suele remitir con el paso del tiempo, cuando el pequeño se adapta al colegio.
Por parte de los padres es importante ser firmes en tanto que se haga entender al niño que debe acudir a la escuela. También será importante una buena relación con el profesorado a la hora de detectar posibles problemas como el bullyin, que pueden provocar este miedo al colegio en el menor. Hay que evitar largas ausencias escolares ya que esto no favorece a la aclimatación del niño en su nuevo medio.
4. Miedo a los médicos. No es raro imaginar por qué el niño teme a un desconocido que en ocasiones cubre su rostro y que provoca en él un daño físico o que le clava agujas para inyectarle las vacunas. Esto puede provocar que pequeño sienta ansiedad cada vez que se le comunica que va a acudir al médico ya que este no entiende que es para curarlo, sino más bien para hacerle sentir dolor.
La AEPED recomienda una actitud serena en los padres para transmitirle tranquilidad al niño. Además también es bueno que el pequeño conozca a su pediatra en un contexto más amable y cuando este no lleve mascarilla ni otros artilugios que puedan provocar el rechazo del menor.
Damián Montero
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