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Lo que más valoran los padres al elegir una escuela infantil

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Decidir qué escuela infantil es mejor no es fácil; en juego entran factores como el horario, los precios y la cercanía, pero muchas veces restamos importancia a otras características que son determinantes en el desarrollo de nuestro hijo.

No hay que olvidar que esta primera etapa es fundamental en el proceso evolutivo del niño, y marcará su crecimiento afectivo, comunicativo e intelectual. De hecho, según los expertos, es en estos años donde se forjan aspectos vitales como la autonomía, la socialización, la creatividad, o el concepto de familia.

María Díaz Sánchez, directora pedagógica del Centro Educativo Infantil Cabás que cuenta con 30 años de experiencia en el sector, asegura que «en la escuela infantil, rodeados de un clima de seguridad, cariño y confianza, los niños y las niñas aprenden a ser libres, a gestionar emociones y a formarse en valores. Es la primera universidad, la más importante de sus vidas».

Claves para elegir una escuela infantil

María enfatiza que «lo primero es velar por la seguridad de los niños verificando que es un centro autorizado y que las instalaciones cumplen con la normativa. Una vez superado este filtro, debemos ir más allá, profundizar en el proyecto educativo y programar visitas previas a la escuela infantil para conocer a los educadores».

1. Ratio educador/niño. Hay que evitar espacios masificados. Un amplio equipo educativo garantiza que su seguridad emocional y sus necesidades afectivas son atendidas de manera individual.

2. Espacios abiertos y segmentados. Los niños necesitan cambiar de ambiente para recibir estímulos. Es importante que puedan salir todos los días al jardín, incluso, los días de lluvia, a un patio cubierto. El centro funciona como su segundo agente de socialización, y en él deben encontrar espacios que favorezcan los encuentros, el trabajo en grupo, y también la concentración y momentos para relajarse.

3. Cocina propia. En las primeras etapas de la vida, la nutrición cobra un papel esencial ya que será responsable de asegurar un crecimiento, físico y cognitivo saludable. Cocinar a diario en la cocina de la escuela, con materias primas de calidad y garantías de higiene es un factor diferencial, que además permite adaptar ingredientes y personalizar menús completos siguiendo las directrices de los pediatras y las necesidades de niños alérgicos.

4. Individualización. Cada niño es un ser único con intereses y motivaciones diferentes, que además vive en un hogar con un ambiente familiar concreto y ha ido construyendo un estilo cognitivo propio con vivencias diferentes. Un trato individualizado y una planificación ajustada supone ofrecer respuestas variadas y adecuadas a las diferentes motivaciones, necesidades, intereses, estilo cognitivo y ritmos de cada niño.

5. Aprender a aprender. Para que los niños aprendan a aprender es necesario que el proyecto educativo incluya actividades experimentales y manipulativas, por ejemplo, ofrecer experiencias sensoriales en talleres de cocina. Los niños deben actuar sobre la realidad para construir sus aprendizajes.

6. El ambiente, clima de seguridad y confianza. Para que los niños puedan disfrutar plenamente de la vida escolar, deben tener confianza, sentir que se les escucha, acepta y comprende. El clima emocional del centro es el resultado de la unidad de factores humanos y ambientales (la escuela, las familias, los educadores, etc.), por lo que es necesario fomentar su unidad.

7. El juego. Es imprescindible romper la oposición entre juego y trabajo. En ocasiones, las experiencias de enseñanza-aprendizaje posen un claro carácter lúdico y otras exigen un esfuerzo mayor, pero, en ambos casos, deben ser gratificantes y estimulantes. Sólo así se construye el aprendizaje.

8. Las rutinas. El sistema nervioso en la primera infancia es muy frágil. Su actividad es muy inestable y los procesos excitatorios predominan sobre los inhibitorios, lo que hace que el niño sea muy propenso a la fatiga. Es muy importante confeccionar un horario marcado por los ritmos biológicos teniendo en cuenta los criterios didáctico-pedagógicos y psicológicos. Esto ayuda a que tengan un punto de referencia.

9. Segundo idioma. Educarles en más de un idioma tiene innumerables beneficios: favorece el desarrollo de la percepción auditiva, aumenta la capacidad para resolver problemas, fomenta el desarrollo de mentes más flexibles y analíticas, aumenta la capacidad de ejecución mental, e incluso protege contra la neurodegeneración.

10. Valores. Los valores humanos como centro y eje de la educación. María Díaz Sánchez recuerda que «hay que dar mucha importancia a la transmisión de valores de forma transversal; todas las situaciones cotidianas son momentos educativos. 

Marisol Nuevo Espín

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