Llegan las notas y con ellas las merecidas vacaciones de verano que concede a los estudiantes el tiempo necesario para desconectar y recuperar fuerzas de cara al próximo curso. Sin embargo, a medida que aumentan las horas exentas de responsabilidades académicas, también lo hacen las temperaturas. A mayor calor, menos ganas de hacer cosas y más sedentarismo.
La tarea de los padres en estos momentos es no permitir que aparezca el aburrimiento ni dejar que los niños se queden en el sofá viendo las horas pasar frente a una pantalla. Que haga calor no quiere decir que los niños se queden parados, hay mucha forma de activarlos haciendo que el tedio no aparezca. Estos son algunos consejos para evitar esta situación.
Mantener la actividad
– Reducir el tiempo de pantalla. Lo primero que debe asegurarse es que este tiempo libre no es invertido en actividades que fomenten el sedentarismo. Videojuegos, televisión, tablets, todo ello debe reducirse al mínimo y siempre apostar por algo que haga a los niños levantarse del sofá.
– Continuar la relación con sus amigos. Se termina el curso escolar y los niños pierden el contacto con sus compañeros de clase con los que tanto han compartido. Los padres deben animar a sus hijos a que llamen a estos amigos para que realicen junto a ellos distintas actividades como por ejemplo acudir a la piscina donde refrescarse en buena compañía.
– Manualidades. Si fuera el mercurio está demasiado alto, dentro del hogar se puede aprovechar para hacer actividades de interior como las manualidades. Busca algo que motive a los niños para hacer con sus propias manos, adquiere los materiales y disfruta de una tarde en donde además trabajarás el vínculo con los más pequeños de la casa.
– Madrugar para andar. Sí, hay que descansar después de todo el curso levantándose temprano. Pero un día es un día, elegir una jornada para poner el despertador y madrugar para irse a andar es una buena opción para aprovechar las horas en las que no aprieta el calor y mantener la práctica de ejercicio.
– Visitas a museos. Vale, en la calle no se puede estar. Pero el verano es una buena ocasión para visitar los lugares que se quedaron en el aire durante el curso escolar. Por ejemplo los museos, un edificio cerrado donde el calor no será un problema.
– La cocina, la solución. La cocina puede ser el lugar perfecto para dejar volar la imaginación de los niños. Buscad un plato original, y sencillo de preparar, ataros el delantal y comenzad frente a los fogones con el fin de obtener un menú que sabrá mejor después de todo el esfuerzo invertido.
– Pequeño repaso. Vale, se terminó el curso y si ha habido esfuerzo, las notas serán buenas. Pero un pequeño repaso nunca viene mal. Sacar los libros del cajón y hacer acopio de todo lo aprendido en el curso nunca viene mal, la mente también tiene que ser tenida en cuenta para mantenerla en forma.
– Campamentos. Un lugar donde se suele conjugar todo lo señalado en esta lista. Los niños pasarán una de las experiencias más divertidas de su vida: harán amigos, tendrán siempre una cosa que hacer y desconectarán de la gran ciudad durante este tiempo.
Damián Montero
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