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Sólo quiere llamar la atención: guía de supervivencia para padres

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Las llamadas de atención en los bebés y los niños de corta edad son naturales: buscan el apoyo de los padres en cada acción que llevan a cabo. Sin embargo, es importante evitar desde el primer momento que esas demandas se produzcan mediante conductas desadaptadas tales como las rabietas. La clave está en ignorar, pero prestar suficiente atención en otros momentos.

Los educadores decimos con frecuencia que los niños son adictos a la atención. Puede resultar dura esta expresión, pero si la analizamos, probablemente sea la que más encaje con esa demanda constante. Esta necesidad surge por su falta de conocimientos y por la inseguridad de enfrentarse a nuevas situaciones. Tienen que sentir que sus figuras referenciales están a su lado en nuevos contextos o cuando hacen algo bien. La aprobación por parte del adulto de aquello que han hecho, además de satisfacerles y generarles felicidad, les proporciona motivación para seguir intentándolo.

Sólo quiere llamar la atención de sus padres

Por eso nos reclaman, bien sea para que estemos junto a ellos cuando realizan una acción, sea la que sea, desde un nuevo aprendizaje hasta el propio juego. Otras veces, simplemente necesitan saber que estamos cerca de ellos y que nos damos cuenta de lo que hacen, aunque nosotros nos dediquemos a otras tareas. En el momento que el niño siente que esto no es así, bien sea porque no le prestamos una atención directa, bien porque tenemos algo más importante que hacer u otra persona a la que atender, trata de llamar nuestra atención y hacernos saber que no le gusta cómo estamos actuando.

El problema surge en la primera etapa, de 0 a 3 años, cuando esta necesidad de atención es mayor precisamente porque son más pequeños. En esa etapa, tienen un modo peculiar de expresar sus llamadas de atención con lo que en educación denominamos conductas «desadaptadas». Al ser tan pequeños no tienen otro medio de comunicación, no saben hablar y expresar lo que les pasa. Esto les lleva a tener llamadas de atención del tipo rabietas, enfados, falta de control de esfínteres

Todas estas conductas, a pesar de ser diferentes y tener consecuencias distintas, tienen la misma raíz, la llamada de atención, por lo que hay que trabajarlas del mismo modo. El método más eficaz para eliminarlas y que el niño aprenda es ignorarle. Él demanda atención pero no debemos dársela cuando la solicita con esa conducta. Resulta complicado porque esos comportamientos no están bien vistos socialmente.

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Consejos para sobrevivir a las llamadas de atención de nuestros hijos

Requiere una gran paciencia por parte de los padres y ser conscientes de que para que realmente funcione hay que ignorarles desde el primer momento y ser capaces de aguantar hasta que el niño deje de comportarse así. Cuando se les presta una pequeña atención, por muy pequeña que sea, diciéndoles «no hagas eso, ven aquí» o simplemente mirándoles, ya están consiguiendo lo que quieren, que es nuestra atención.

Al niño en esta edad le da igual qué hacer con tal de llamar la atención, no le importa si la conducta está bien o mal, lo importante es si nos tiene o no nos tiene. Y es tarea nuestra hacerle ver claramente que así no logrará nuestra atención. Son situaciones que se producen de manera repetida, que suelen resultar desagradables, y a veces difíciles de eliminar.

Lo ideal es intentar evitar que sucedan o que sucedan en la menor medida posible. Es importante tener en cuenta que, de igual manera que tenemos que educar que no demanden atención de forma inadecuada, forma parte de su educación que, antes de que ellos la demanden, tenemos que prestarles mucha atención en tiempo y calidad para que se sientan arropados. Es el concepto de «atención positiva«.

En resumen, ante llamadas de atención por parte de nuestros hijos, si no existe una causa justificada, debemos actuar de forma inmediata y tajante aunque esta actuación consista en la ignorancia.

Sí que hay que prestar atención para eliminarlas porque si perciben respuesta por nuestra parte, por muy pequeños que sean y por muy insignificante que nos parezca la llamada de atención que han realizado, el mensaje que les estamos transmitiendo es que pueden conseguir lo que quieran de nosotros, en el momento que ellos quieran y como quieran.

Esto es lo que van a aprender y tratarán de conseguirlo día tras día hasta convertirse en pequeños «tiranos». Debemos prestar atención desde el primer momento a estas situaciones y sobre todo mantenernos firmes en nuestra postura, 

María Campo. Directora de NClic

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