Internet y las nuevas tecnologías han llegado para quedarse. A día de hoy prácticamente todo está conectado a la red, incluso los juguetes de los más pequeños. Una ventaja en algunos casos, pero que hay que recordar que en otros supone una ventana de entrada a desconocidos que se aprovechan de las vulneraciones de seguridad que presentan estos artículos.
Así se recuerda desde la Agencia Federal de Redes de Alemania, quien a través del ejemplo de Cayla, una muñeca conectada a internet capaz de conversar con los niños, mostró cómo un juguete puede transformarse en un aparato de espionaje ilegal. Una forma de que un desconocido pueda interactuar con el niño 24 horas sin que la familia lo conozca.
Juguete fallido
La Agencia Federal de Redes de Alemania no fue la única en alertar a los padres del riesgo de esta muñeca. Desde el Consejo del Consumidor de Noruega se calificó a Cayla como un «juguete fallido» y se recomendó a los padres no adquirir este artículo por sus numerosos fallos de ciberseguridad. Este mismo ejemplo puede aplicarse a cualquier juguete con conexión a internet.
Tal y como explican ambos organismos europeos, cualquier dispositivo que aparezca «en línea» es una posible ventana a los hackers. Un agujero a través del que mirar y que en este caso supone un peligro mayor ya que el protagonista de este visionado es un menor. Por eso, se recomienda a los padres estar atentos antes de realizar cualquier compra y comprobar si el juguete cuenta con conexión a internet.
Por otro lado, en el caso de que ya se haya comprado este juguete se recomienda a los padres revisar si la conexión a internet es imprescindible para disfrutar del producto. En algunas ocasiones esta utilidad se añade como extra pero no es necesaria al 100%. En estos casos quizás la mejor opción sea prescindir de esta herramienta y en todo caso se informen por las características de seguridad que en muchos casos suelen ser bastante fáciles de superar por los hackers.
De hecho, incluso desde el FBI se ha llamado a los fabricantes de este tipo de juguetes para que no vendan un artículo y se desentiendan. Desde primera hora, estos productos deben contar con medidas seguras teniendo en cuenta quién es el usuario del producto. Al mismo tiempo se pide una constante actualización para evitar que estos sistemas queden obsoletos.
Consolas y otros dispositivos
No solo se debe tener cuidado con los juguetes con conexión a internet. Los reyes también han traído varios dispositivos con esta utilidad como por ejemplo videoconsolas y smartphones o tablets. Instrumentos que también suponen una ventana a miradas ajenas no deseables. En estos casos, hay que tener en cuenta una serie de conceptos:
– La privacidad. En el caso de los niños que recibieran un smartphone, hay que recordar lo que significa la privacidad y evitar compartir información personal con desconocidos, ya sea dirección o fotografías personales. Estos terminales deben usarse como dispositivo de comunicación.
– Control parental. Tanto smartphones, tablets como videoconsolas ofrecen herramientas de control parental que impiden el acceso a determinados contenidos y ofrecen a los padres información sobre el uso que se les da. Informarse e instalar algunos de ellos es un buen consejo.
– Vigilar y restringir el gasto. En el caso de las videoconsolas, y algunas aplicaciones de smartphones y tablets, se permite realizar compras online. Los padres deben vigilar este tema e incluir notificaciones a sus cuentas antes de que se produzca el gasto.
– Activar verificación en dos pasos. Algunas videoconsolas ofrecen un sistema de verificación en dos pasos que va más allá de la identificación por contraseña. Una herramienta que pone más difícil a los hackers.
Damián Montero
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