Asegurar las horas de descanso es importante para el desarrollo de los más pequeños. Por ello, irse pronto a la cama para asegurar que se duerme todo lo que se recomienda. Pero cumplir con este horario es algo con beneficio no solo para los hijos, sino también para sus padres. Así lo sugiere el estudio realizado por el Murdoch Children’s Research Institute en Melbourne, en donde se apuntan a varios aspectos positivos de acostar temprano a los niños.
Un trabajo realizado de manera longitudinal a unos 3.600 niños en sus primeros nueve años de vida y en el que tuvieron que responder a una serie de cuestionarios cada dos años. La principal conclusión que se extrajo fue que los menores que se acostaban temprano no solo presentaban un mejor estado de forma y una mayor felicidad que el resto, sino que sus padres contaban con una mejor salud mental.
Importancia del sueño
Irritabilidad, cansancio, mal humor y graves efectos en el desarrollo cognitivo de los niños. Estos son algunos ejemplos de cómo puede afectar la falta de sueño a los más pequeños de la casa. Para analizar la influencia del buen descanso los investigadores fueron analizando la información que les proporcionaban los padres de los participantes en este estudio cuando estos tenían entre 4 y 5 años, después entre 6 y 7, y finalmente entre 8 y 9.
Los datos indicaron que el nivel de melatonina (hormona que permite al cerebro relajarse y descansar) tendía a alcanzar su máximo alrededor de las 20:00 (extrapolando el dato a las características geográficas de España, serían las 21:00). De esta forma, aprovechar estas horas, permite que los más pequeños de la casa cumplan con las horas de sueño recomendadas por los especialistas y no sufran los efectos de la falta de descanso.
¿Cómo se traduce esto en los padres? Pues por ejemplo, asegurando que el niño tenga un buen humor en casa, evitando que se altere el clima familiar con discusiones o peleas fruto de esta irritabilidad. Por otro lado, los mayores también pueden asegurarse, de esta forma, un buen descanso al no tener que estar vigilando que sus hijos se vayan a la cama a la hora recomendada. Además, la pareja puede encontrar un momento de intimidad que compartir y reforzar su relación y vínculo.
Tips para irse a la cama temprano
Bien, la teoría es fácil, ¿pero cómo conseguimos que los niños se vayan pronto a la cama? Estos son algunos consejos:
– Adaptar las rutinas a estas horas de cama. Esto quiere decir que los padres deben tener en cuenta el momento de irse a dormir para planificar los horarios de cena, y asegurar que tras esta se pueda hacer la digestión y exista un espacio de tiempo relajante para propiciar el sueño.
– Crear un ambiente propicio para la relajación. Hay muchas rutinas que pueden favorecer el descanso ya que el organismo entiende estos momentos como los previos a dormir: un baño relajante, el momento de ponerse el pijama, la lectura de un cuento en la cama, una charla entre padres e hijos sentados en el sofá.
– El cuarto es para dormir. Vaya redundancia, pero la habitación de los hijos debe ser un espacio para el descanso, por lo que televisor, ordenador u otros dispositivos electrónicos que puedan alterar el descanso deben quedar fuera del campo de acción dentro de su habitación.
– Ejercicio en el día. Para conseguir que el niño quiera irse a la cama, nada mejor que llegue al final del día cansado. Hay que encontrar un punto intermedio entre el exceso y la falta de actividad física ya que la primera puede causar una sobrestimulación y la segunda que no se haya quemado toda la energía.
– ¿Existen trastornos en el sueño? En ocasiones la ausencia de estos hábitos de descanso puede responder a un trastorno del sueño, por ello los padres deben vigilar a estas rutinas para ver si los patrones son adecuados o hay que acudir a un especialista.
– Cuidado con las cenas. Nada de menús que desemboquen en una pesada digestión dando lugar a pesadillas o a que no puedan conciliar el sueño. También habrá que decir adiós a bebidas azucaradas y otros estimulantes, así como evitar que el niño se vaya con hambre a la cama.
Damián Montero
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