La autonomía de un niño se manifiesta de muchas formas. Desde su responsabilidad para hacer tareas, pasando por su capacidad para comer solo, hasta el manejo de sus fondos conseguidos a través de paga semanal. Una cantidad económica que puede ser gastada en muchos productos, desde un libro de cuentos hasta unas golosinas u otros artículos alimenticios.
¿Qué lleva a un niño a comprar un producto u otro? ¿Por qué se decantan por algunas marcas de snacks y no por otros artículos más nutritivos? En esta pregunta ha incidido el estudio de la Facultad de Ciencias y Políticas de la Nutrición Friedman de la Universidad de Tufts, en donde se ha encontrad un vínculo muy fuerte entre la decisión tomada y la marca.
Lo que gusta al niño
En este estudio participaron un total de 116 niños de entre 8 y 11 años que recibieron una cantidad de dinero que podían gastar en distintos artículos, que abarcaban desde galletas con trazas de chocolate, pasando trozos de manzana, una bebida de yogurt de fresa. Todas ellas podían ser de una reconocida marca de comida rápida o de de una franquicia genérica.
En un primer momento los niños fueron expuestos a fotografías de los productos sin revelar la marca y se les preguntó que artículos preferían. En la mayoría de los casos los niños se decantaron por las galletas. En la segunda parte del estudio, el origen de los productos fue revelado y en esta ocasión la mayoría de los menores se decantaron por aquellos artículos que procedían de la conocida franquicia de comida rápida.
Los investigadores señalaron que estos datos revelan tres aspectos en las preferencias de compra de los niños. Por un lado, que los menores no prestan tanta atención al precio ya que en la mayoría de los casos el coste fue dejado en segundo plazo. En el otro extremo de la mesa, apunta a que los gustos de los pequeños es otro asunto muy importante ya que estos eran los que decidían la compra antes de desvelarse la marca.
Por último, también se señala que la marca es otro punto importante. La experiencia que haya tenido el niño con una gama de productos concretos invita a que vuelvan a comprarlos en el futuro. Algo que se relaciona con la elección por gustos ya que es otra muestra de cómo aquello con lo que disfrutan los pequeños, es el punto cenital de cara a sus futuras compras.
La influencia de la publicidad
Tampoco se puede negar la influencia de la publicidad en los niños ante el escaso desarrollo de la capacidad de juicio. Una prueba es este estudio en donde el valor monetario fue un punto que no se tuvo en cuenta por la mayoría de los menores. Por este motivo es importante que los padres sepan actuar para evitar que la comida basura se convierta en un deseo para los más pequeños. En primer lugar lo que se recomienda es mantener un clima de comunicación con todos los miembros de la casa. Esto facilitará que los debates se conviertan en algo normal en el hogar.
Los padres deben normalizar la presencia de verduras y frutas en casa desde muy jóvenes. Para ello nada mejor que dejar participar en la cocina a los más pequeños en la medida de lo posible para que se acostumbren a ellas. También es importante destacar el buen sabor de estos alimentos ya que a menudo los niños conciben la comida basura como lo únicamente sabroso y los otros productos como algo desagradable al paladar.
Tampoco hay que hacer ver a la comida basura como una recompensa, como un premio al esfuerzo. Muchos padres reservan estos productos para ocasiones especiales como buenas notas. Hay que hacer ver a los niños que por muy buena que este, es mejor no abusar de ella puesto que a la postre pueden tener importantes consecuencias.
Damián Montero
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