El desarrollo de un hijo es algo complicado. No hay un camino lineal y por supuesto, en ocasiones aparecen problemas que pueden dificultar la vida de los más pequeños. Un ejemplo es la introversión que puede poner trabas en el ámbito social de los niños. ¿Pueden hacer algo los padres para ayudar en estas situaciones? ¿Hay algún modo de evitar este encierro en su mundo particular?
Desde el Centro de Psicología Hilari-Baldó se dan una serie de consejos para que los padres puedan conocer mejor a sus hijos introvertidos. Una guía para que los más pequeños entiendan que si bien su espacio personal es algo importante y que deben proteger, también hay que desarrollarse a nivel social y compartir momentos con los amigos, familiares y otros compañeros.
¿Timidez o introversión?
Un error muy común es confundir al niño tímido con el introvertido. Los especialistas de este centro señalan que la timidez supone un verdadero problema a trabajar ya que supone una barrera que impide al menor realizarse.
El miedo a la crítica o al qué pensarán hace que los más pequeños no se atrevan a practicar algunas actividades o a mostrar toda su personalidad delante de los amigos.
Por otro lado, los niños introvertidos no suelen presentar estos problemas de autoestima o miedo al rechazo social. Encuentran el disfrute en actividades que pueden realizar solos y en su espacio personal. De esta forma, estos pequeños no se desarrollan a nivel social, sienten la necesidad de tener que hablar tanto con los demás o de tener que relacionarse tan a menudo con sus compañeros.
Una vez entendida la diferencia entre timidez e introversión, habrá que trabajar distintos aspectos para ayudar a los niños. Para los primeros es necesario trabajar en su autoestima y mejorar su confianza para que no sientan este miedo a ser como ellos. En el segundo caso, hay que enseñar la diversión que trae consigo disfrutar de actividades con sus compañeros.
Evita forzar a los niños introvertidos
Como ya se ha dicho, la introversión es un aspecto más dentro de la personalidad de los niños. Hay que aceptar que este carácter no será similar al de otros menores más extrovertidos y comprender que los beneficios de estas situaciones. Por ejemplo, estas personas suelen ser más reflexivas y sosegadas que el resto. Dos cualidades a tener en cuenta.
Lo que no deben permitir los padres es que los niños introvertidos simplemente encuentren placer en su espacio personal. Hay que enseñar a repartir tiempo y dedicar a todo la atención que se merece. Una buena idea para empezar es animar a los hijos a jugar con sus hermanos para que vayan ampliando este círculo. Otro consejo es apuntarlos en cursillos que impliquen interacción con otros de pequeños de su edad.
Si bien es bueno disfrutar del propio espacio personal, también hay que compartir tiempo con los demás para desarrollar otros aspectos. Por ejemplo, la capacidad de trabajo en equipo puede verse dificultada por la introversión de los niños, que prefieran trabajar solos que en grupo. Esto, a la larga, puede ser un problema en sus trabajos.
Tampoco hay que sobreproteger a los niños, si bien hay que entender la personalidad de los más pequeños, no hay que evitar situaciones en las que se sientan incómodos. No se debe forzar a los menores a queda con compañeros, pero tampoco impedir que salgan de su zona de confort. Excursiones con el colegio, tareas en grupo, invitaciones a cumpleaños, todos estos escenarios pueden ayudar a comprender los beneficios del tiempo compartido con otros.
Damián Montero
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