El desarrollo de los niños no es como uno lo imagina. A medida que los hijos crecen, los padres pueden observar algunos detalles inesperados. Uno de ellos, pueden ser los tics, esos movimientos que pueden encender la alarma y pensar en que algo está ocurriendo. ¿Hay de verdad motivos para preocuparse? ¿Es algo que sucede a menudo, o es más común de lo que puede parecer?
Los profesionales del Hospital Sant Joan de Déu explican que los tics son frecuentes en niños, aunque la mayoría de los padres no saben cómo actuar frente a ellos. Por este motivo, se proponen una serie de recomendaciones con las que, en primer lugar, saber a qué se deben, y por el otro tratarlos. Una guía rápida con la que comprender mejor el desarrollo de los más pequeños de la casa.
¿Qué es un tic?
Un tic es un movimiento repentino (aparato motor) o producción de un sonido, ambas acciones de manera repetida y rápida. Se tratan de algo involuntario y que el niño no puede controlar. Sin embargo, se pueden suprimir de forma parcial y por periodos de una duración variable. Pueden clasificarse de la siguiente manera:
– Tics motores. Son simples y comprometen a más de un grupo de músculos, manifestándose como parpadeos, giros de cuello, encogimiento de hombros.
– Tics motores más complejos, caracterizados por movimientos coordinados y algo más lentos, pero decididos, que comprometen a un grupo de músculos y que pueden suponer desde un salto, hasta ponerse de cuclillas, o dar vueltas repetidamente.
– Tics vocales simples que constan de un sonido, como aclarar la garganta, toser o hacer inspiraciones por la nariz.
– Tics vocales complejos que combinan varios sonidos. Un ejemplo claro es repetir palabras, sílabas o frases.
Los profesionales del Hospital Sant Joan de Déu aseguran que los tics son comunes en niños y que hasta el 25% de los infantes en edad escolar los presenta, al menos durante un breve período de tiempo (más de un mes y menos de un año). En cambio, los crónicos, son menos comunes pero no inexistentes, caso del trastorno de Tourette que se caracteriza por tics tanto motores como vocales.
Muchos niños presentan tics leves y ni siquiera son conscientes de estos movimientos o sonidos, por lo que no presentan un problema para el más pequeño. En el caso de aquellos que sí encuentran alteraciones en su día a día, pueden desarrollar molestias físicas como dolor de cabeza, de cuello, o padecimiento emocional debido a la vergüenza que sienten.
Respuestas de los padres a los tics de sus hijos
¿Qué puede hacer un padre si detecta un tic en sus hijos? Estos son algunos consejos que pueden ayudar a los más pequeños de la casa:
– Si los hijos no se dan cuenta de los tics pero estos son visibles para los demás, será útil establecer con ellos una charla de apoyo sobre los tics para que los niños lleguen a advertirlos.
– En el caso de que el niño sí se da cuenta, puede resultar de gran ayuda hacerle preguntas directas acerca de los problemas que le ocasionan los tics, como dolores de cabeza o de cuello, otros síntomas físicos, o cualquier preocupación o sensación de vergüenza a causa de los mismos.
– Aunque los tics no le estén provocando un sufrimiento o disminución funcional, el niño se sentirá reconfortado al conocer tu preocupación e interés acerca de qué manera experimenta los síntomas.
– Con frecuencia, a los niños les gusta que sus padres «verifiquen» de vez en cuando cómo se sienten respecto a sus tics.
– Asegurarse de que el niño lleva una vida sana y activa; que coma bien, que duerma lo suficiente y que participe en actividades entretenidas. La mayoría de los tics no interfieren en las actividades cotidianas y son menos problemáticos cuando se llevan a cabo actividades placenteras orientadas.
– Debido a que la angustia y las situaciones nuevas o de estrés intensifican transitoriamente los tics, es útil fomentar la relajación y la diversión.
Damián Montero
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