Los primeros años de vida de un niño son cruciales para su desarrollo emocional y social. Durante este período, es común que los niños pequeños experimenten emociones intensas, que se desbordan sobre todo cuando quieren algo y si no lo consiguen «por las buenas», lo intentan «por las malas».
Entre los 3 y los 6 años es frecuente ver en la escuela infantil o en el parque a niños que quieren un juguete y como no se lo dan, recurren al manotazo, mordisco o empujón para conseguirlo. ¿Es esto violencia? Según los psicólogos Alberto Soler y Concepción Roger, autores de La gran guía de la crianza (Paidós), «esto no es violencia, es solo falta de otras habilidades, como sucede con las rabietas. Esta forma de resolver los conflictos va a dejar de suceder, porque está relacionada con la inmadurez y la falta de recursos. Insistimos: cuando actúan así no quieren hacer daño, solo quieren conseguir su objetivo. Lo del daño al otro es algo así como un «daño colateral». Pero como no podemos tolerarlo, tendremos que intervenir».
Cuando mi hijo pega a otros niños
Muchos padres se bloquean cuando ven a su hijo/a pegar a otro niño y, en ocasiones, recurren al enfado, a la riña e incluso al castigo para evitar que repita ese comportamiento agresivo. Sin embargo, según estos expertos, lo primero que tenemos que hacer los padres es mantener la calma y «nada de gritos, palmadas en el culo, desprecios o estirones del brazo. Seamos ejemplo de una forma de solución de conflictos aceptable. Nada de pegarle «para que sepa que se siente», ni de castigos con dudoso valor educativo», advierten los psicólogos Alberto Soler y Concepción Roger.
Los niños pequeños a menudo carecen de habilidades para expresar sus frustraciones o necesidades, por lo que es esencial escucharlos con empatía y paciencia. Una de las primeras cosas que nos recomiendan Soler y Roger es apartar al niño/a de los otros para que no les haga daño. «Es importante recordar que no le debemos castigar: solo necesitamos que entienda que una consecuencia lógica si pega a otros niños es que le vamos a apartar de ellos, porque a los otros no les gusta que les peguen», aseguran los psicólogos.
Al mismo tiempo, es fundamental que tu hijo/a comprenda que lo que ha hecho no está bien, ni está permitido. Se lo debemos explicar con calma y con cariño, siempre con una explicación adaptada a su edad. Si vemos que lo ha entendido, debemos darle otra oportunidad y ayudarle a desarrollar habilidades de resolución de conflictos. «De acuerdo, pero si vuelves a pegar a otro niño , tendremos que apartarte de nuevo», advierten a modo de ejemplo Soler y Roger.
Los niños de esta edad requieren una supervisión cercana, especialmente en situaciones de juego con otros niños. Es recomendable intervenir inmediatamente si notas signos de agresión y explicar por qué ese comportamiento no es apropiado. «Si repite el comportamiento una o dos veces más, -matizan los psicólogos- quizá es mejor dejar la sesión de juegos con otros niños para otro día… y se enfada o se pone triste, se le coge y se le consuela si lo necesta».
¿Y si pegan a mi hijo?
¿Qué se nos pasa por la cabeza cuando pegan a nuestros hijos? Los sentimientos de rabia y fustración son los que primero afloran en los padres cuando se enteran de que otros niños han pegado a su hijo/a. Es natural sentir preocupación y buscar soluciones para abordar la situación.
Los psicólogos Alberto Soler y Concepción Roger recomiendan explicarle que «fulanito no quería hacerle daño, que solo quería el juguete y que se ha puesto nervioso. Quítale importancia a la situación para que no lo viva como algo tan grave».
No obstante, estos pasos nos pueden ayudar a manejar la situación de manera efectiva:
1. Brinda apoyo emocional a tu hijo. Escucha con atención lo que tu hijo tiene que decir sobre lo que ha sucedido. Permite que exprese sus sentimientos y preocupaciones.
2. Habla con los responsables de la institución educativa. Si la agresión ocurrió en la escuela, guardería o en algún entorno supervisado, habla con los maestros, cuidadores o directores para obtener información sobre lo sucedido y cómo están manejando la situación. Colabora con la institución para abordar el problema.
3. Fomenta la empatía y la comunicación. Ayuda a tu hijo/a a comprender que la agresión no es su culpa y que está bien expresar sus sentimientos. Anima a tu hijo a comunicar sus preocupaciones y emociones de manera asertiva y no agresiva.
4. Enseña a tu hijo/a cómo lidiar con situaciones similares en el futuro con estrategias para responder a la agresión de manera asertiva y buscar la ayuda de un adulto de confianza.
5. Refuerza la autoestima de tu hijo/a. Anímale a entender que es valioso.
6. Mantén la calma. Evita confrontar al niño que ha perpetrado la agresión o a sus padres de manera agresiva. Mantén una comunicación respetuosa y, si es necesario, habla con sus padres y profesores para abordar el problema de manera adecuada.
¿Por qué un niño/a puede pegar a otros niños?
Los niños pequeños pueden pegar a otros niños por varias razones, y es importante comprender que estos comportamientos son una forma de comunicar sus emociones y necesidades, ya que aún no han desarrollado las habilidades sociales y emocionales necesarias para expresarse de manera más apropiada. Estas son las razones más comunes por las que los niños pegan:
1. Expresión de frustración. Los niños pequeños pueden sentirse frustrados cuando no pueden comunicar lo que desean o necesitan. La frustración a menudo se manifiesta a través de la agresión.
2. Imitación. A veces pueden imitar comportamientos que han visto en otros, como hermanos mayores, compañeros de juego o en la televisión.
3. Falta de habilidades de comunicación. Al no tener recursos para expresar sus necesidades o emociones de manera efectiva, recurren a la agresión como un medio para hacerlo.
4. Necesidad de atención. Especialmente si sienten que no están recibiendo suficiente atención de manera positiva.
5. Protección o autodefensa. En algunos casos, responde a una forma de defenderse de otros niños que le han agredido previamente.
Es importante recordar que la agresión en los niños pequeños es común y generalmente parte de su desarrollo. Sin embargo, es crucial abordar estos comportamientos de manera adecuada y enseñarles alternativas más apropiadas para comunicar sus necesidades y emociones. Los adultos, incluyendo padres y maestros, desempeñan un papel importante en ayudar a los niños a desarrollar habilidades sociales y emocionales saludables y en enseñarles cómo resolver conflictos de manera pacífica.
Al mismo tiempo, es fundamental que tu hijo/a se sienta respaldado y seguro en estas situaciones. El apoyo y orientación de los padres son esenciales para ayudarle a superar la experiencia de la agresión y aprender a afrontarla de manera saludable en el futuro.
Marisol Nuevo Espín
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