Son tantos los pasos que se dan a medida que una persona crece y que en el presente pueden parecer tan comunes que ni siquiera reparamos en ellos. Por ejemplo, a nadie se le pasa por la cabeza que un adulto tenga que tener ayuda para comer, salvo que exista alguna complicación física o psíquica. Sin embargo, hasta para la ingesta de alimentos hay que aprender.
De hecho, la autonomía de los más pequeños de la casa puede favorecerse a través de la comida. Y es que esta actividad, en las edades más tempranas, depende en exclusiva de la madre, pero, a medida que pasa el tiempo, puede ser realizada por ellos mismos. Con el fin de contribuir a estas enseñanzas en casa, desde la Fundación CADAH se dan varios consejos para este fin.
Hábitos con los que desarrollar la autonomía
Hay que tener en cuenta, en primer lugar, cómo pueden los padres contribuir al desarrollo de la autonomía en los niños. Estos son algunos consejos generales:
– Estimular y exigir autonomía con afecto, pero manteniendo la convicción.
– Plantearles exigencias que están dentro de sus posibilidades.
– Al observar una dificultad, permitirles equivocarse para luego ofrecerle estrategias de solución.
Al mismo tiempo, hay que tener en cuenta una serie de normas con las que aplicar la autonomía en los niños:
– Ser regulares en horarios y tiempos, sin llegar a la rigidez. Respetar los ritmos de maduración infantil.
– Ofrecer un modelo adecuado a las habilidades y capacidades del niño.
– Fomentar la autonomía y aprovechar situaciones de la vida cotidiana para realizar aprendizajes.
– Alabar los éxitos por pequeños que sean.
– Mantener continuidad en las pautas con la escuela.
Desarrollar la autonomía de los niños y su alimentación
El primer paso para desarrollar la autonomía de los niños en relación a la alimentación es crear hábitos con las comidas:
– Comer siempre a la misma hora y en el lugar apropiado para ello, como son una mesa en la cocina, o en el comedor.
– Reducir fuentes de distracción, como la presencia de teléfonos móviles, tablets, juguetes o televisión
– Es conveniente que el niño coma al mismo tiempo que el resto de la familia, haciendo del momento de la comida una situación agradable para todos y proporcionando modelos adecuados para el niño.
– La alimentación debe ser equilibrada y variada (fruta, verdura, legumbres, pescado, carne, leche, huevos) y desde un primer momento los pequeños deben acostumbrarse a verlos en la mesa.
– Los alimentos deben ser naturales, evitando el consumo excesivo de dulces, o productos ultraprocesados.
– Incorporar progresivamente nuevos alimentos y texturas en su dieta, favoreciendo la masticación.
– Acostumbrarle a terminar la comida que le ponemos, respetando la cantidad que el niño necesita.
– El niño debe beber en el vaso, ya no necesita el biberón ni el chupete, le hacen sentir más pequeño y son perjudiciales para su boca.
Por otro lado, también en relación con la alimentación, hay que recordar el aprendizaje de otras rutinas:
– Lavarse las manos antes y después de comer.
– Lavarse los dientes después de comer.
– Ayudar a poner y quitar la mesa.
– Utilizar correctamente cuchara, tenedor y servilleta.
– Acostumbrarle a pedir las cosas por favor, dar las gracias, respetar a los demás mientras comen.
Damián Montero
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