En el desarrollo gráfico infantil podemos diferenciar dos grandes etapas generales. En la primera, predomina la expresión caracterizada por las necesidades motrices y emocionales del niño, y, en la segunda, se inicia la representación consciente de las imágenes con el dominio del intelecto.
La transición de una a otra se produce de forma gradual y en cualquiera de ellas existen manifestaciones del otro. Para identificar estas etapas de la evolución del dibujo infantil, que son pasos evolutivos del niño, observaremos: las características del gesto gráfico, el modo de representar el «yo», la forma de organizar el espacio y la manera de aplicar el color.
No todos los niños pasan de una etapa a otra en la misma edad, pero sí que se suceden ordenadamente, una después de otra dependiendo de la madurez del niño, de sus circunstancias personales, situación, entorno, etc.
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El desarrollo gráfico de los niños
1. ETAPA DEL GARABATEO: (2-4 AÑOS)
1.1 Garabateo desordenado. El niño pequeño, a partir de los 18 meses, comienza a dibujar mediante trazos desordenados, sin sentido, que varían en longitud y dirección. La característica principal es que el niño mientras dibuja mira hacia otro lado, es decir, el control es puramente motor. Los garabatos en esta etapa tienen como base el desarrollo físico y psicológico del niño y no una intención de representar algo.
1.2 Garabatos controlados. Aproximadamente, a los 6 meses después de comenzar a garabatear, el niño descubre una unión entre sus movimientos y los trazos que realiza en el papel; esto le lleva al control visual de los mismos. En este momento, todos los niños muestran un gran entusiasmo, pues la coordinación entre su desarrollo visual y motor es una conquista muy importante. En este estadio, los trazos son casi el doble de largos, y a veces aparecen colores en los dibujos. El niño gusta de llenar toda la superficie del papel y ensaya diferentes métodos para sujetar el útil o color.
Comienza la etapa del barrido, o garabato de vaivén, en la que entra en juego el movimiento de la articulación del codo mediante la flexión (izquierda) y la extensión (derecha) del mismo. El siguiente paso se produce con el movimiento de avance o retroceso del brazo lo que origina el garabato circular. Por último combinando los dos movimientos anteriores con la rotación del puño, a partir de la articulación de la muñeca, se produce la formación de bucles y trazos cicloidales. Cuando el niño utiliza el pulgar para interrumpir el movimiento, está ya capacitado para realizar combinaciones de garabatos independientes.
1.3 Garabato con nombre. Antes de esta etapa, el niño se sentía satisfecho con los movimientos que ejecutaba. Ahora ha cambiado hacia un pensamiento imaginativo. La actitud de dar nombre a los garabatos es muy significativa ya que indica que el pensamiento ha cambiado. Esta etapa tiene lugar de los 3 a los 4 años. Aunque los dibujos en sí no hayan cambiado apenas, ahora el niño dibuja con una intención. A veces, el niño anuncia qué va a dibujar, pero en otras ocasiones el dibujo surge de las primeras exploraciones de los trazos sobre el papel.
Ahora la cantidad de tiempo que dedica el niño al dibujo aumenta considerablemente, y a menudo los trazos que realice irán acompañados de una descripción verbal. Este modo de garabato se convierte pues, en un medio de comunicación.
Como evolución de los garabatos independientes, el niño intenta trazar líneas cruzadas (cruces y aspas), y líneas cerradas (círculos, cuadrados, triángulos, y figuras irregulares). Antes de alcanzar la siguiente etapa, el niño une los diagramas entre sí formando variadas combinaciones de dos, tres o más diagramas. Aunque los garabatos y formas que traza el niño no tienen parecido real con los nombres que les asigna, para él tienen un significado real que hay que respetar.
2. ETAPA PREESQUEMÁTICA (4-6 AÑOS)
En esta etapa, el niño crea conscientemente ciertas formas relacionadas con el mundo que le rodea y ello le permite la comunicación gráfica.
Aproximadamente hacia los 4 años, los movimientos circulares y longitudinales evolucionan hacia formas reconocibles: figuras humanas, casas, animales, plantas, medios de transporte, etc. Generalmente el primer símbolo logrado es la figura humana.
En un primer momento, se limita a una línea cerrada, más o menos circular, que incluye a otras más pequeñas y a unos trazos radiales que representan los brazos y piernas (es lo que llamamos monigote o renacuajo). Hasta los 5 ó 6 años, el niño va enriqueciendo su renacuajo inicial, hasta conseguir una figura humana bastante elaborada.
En cuanto a la distribución espacial, durante las etapas que hemos visto, el niño realiza sus dibujos sin ningún tipo de distribución coherente; cada esquema es independiente. Poco a poco va relacionando los distintos esquemas agrupándolos en torno a la figura principal. Las relaciones espaciales están en función del significado emocional que cada uno de los elementos representan para el niño.
Lo mismo ocurre en cuanto al tamaño. Las cosas o personas que para el niño son más importantes siempre son más grandes que las demás. Este proceso se va desarrollando hasta los 5 ó 6 años, en que el niño llega a la representación gráfica con un tipo de orden espacial, caracterizado por la aparición de la línea base, paso que le introduce en la etapa gráfica siguiente.
Montse López. Profesora del colegio Guadalviar
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