Existen muchos sentimientos a los que hay que enfrentarse a lo largo de la vida. En algunas ocasiones estos son demasiado fuertes para controlarlos y terminan apoderándose de nuestras actitudes. Si ya es complicado para los adultos, para los más pequeños de la casa se puede hacer todavía más cuesta arriba, por lo que parte de la educación emocional debe pasar por aquí.
Con este fin, desde el Hospital San Joan de Déu se dan consejos a los padres para que los padres enseñen a sus hijos a manejar el enfado, una compleja emoción tan básica como el ser humano. Esta puede hacer que los hijos pierdan el control, mostrando comportamientos destructivos. Si se aprende a enfrentarla, se evitarán numerosos problemas con la familia y entornos como los amigos, o compañeros de aula, así como impedir que se repercuta en el rendimiento escolar.
Cómo se manifiesta el enfado en niños
Al igual que muchas otras emociones, el enfado se acompaña de algunos cambios fisiológicos, tanto en la frecuencia cardíaca, como en la presión arterial, que pueden experimentar aumentos. El enojo se puede relacionar con causas internas (malas notas, frustración por no haber conseguido un objetivo), o externas (su hermano lo ha empujado, un compañero lo ha insultado).
La manera más habitual de expresar el enfado es responder de manera agresiva, manifestando amenazas físicas o verbales. Una actitud que no es sana, ni mucho menos segura (en especial en entornos donde los padres no pueden controlar la situación). Durante la primera infancia es cuando los niños comienzan a adquirir la capacidad de reprimir impulsos de agresión física (empujar, golpear, morder, gritar, etc.)
Un niño de edad preescolar ya ha aprendido a identificar los estados emocionales básicos y en los demás, con tan solo el uso de la palabra. Pero también es común que algunos pequeños recurran a conductas violentas en tanto que interiorizan que la comunicación es una actitud mejor que las respuestas agresivas. Todo esto forma parte del proceso que pasa por la adquisición de la empatía.
¿Qué puedo hacer si mi hijo se enfada?
Los padres pueden hacer mucho cuando los niños se enfadan y manifiestan comportamientos agresivos. Hay que recordar que la familia es la primera guía de enseñanza para expresar y dominar emociones de forma correcta. Estas son algunas claves para conquistar este objetivo:
– Ayudarles a desarrollar la empatía interesándose en saber cómo se sienten cuando sienten el enfado y qué emociones piensan que tienen sus compañeros cuando se comportan de forma agresiva.
– Enseñarles a los niños que puede admitirse cualquier sentimiento pero no cualquier comportamiento. Es decir, uno puede sentirse frustrado, pero no por ello puede golpear, patear o agarrar a otro para expresar lo que siente.
– Toda situación que lleva a los hijos a enfadarse también es una oportunidad de aprendizaje. Cuando se observe que los hijos mantienen la calma ante una situación irritante, remárcalo y felicítalo. En cambio, si se aprecia un descontrol habrá que acercarse para ayudarle a resolver el problema y alentarlo a que la próxima vez reaccione eligiendo una de estas formas socialmente aceptadas.
– Ayudarles a desarrollar hábitos de control efectivo del estrés para evitar exabruptos de ira. Una buena forma es hacerles pensar y que participen regularmente en actividades positivas, como hacer ejercicio, leer, escuchar música, etc.
– Aconsejarles a hacer inspiraciones profundas antes de reaccionar agresivamente cuando están enfadados.
Damián Montero
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