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Los efectos de un mal uso de las nuevas tecnologías por los niños

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El mal uso de las nuevas tecnologías en menores tiene serias consecuencias.

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A día de hoy vivir sin las nuevas tecnologías es un imposible. Multitud de pantallas rodean el día a día de los más pequeños, jóvenes y adultos ofreciendo muchas facilidades en el día a día. Sin embargo, de su uso negligente también pueden derivarse distintos problemas de los que da cuenta en la Academia Americana de Pediatría.

Este organismo señala los riesgos a los que se enfrentan los jóvenes ante un uso negligente de las nuevas tecnologías. Dicha entidad también recuerda a los padres la importancia que tienen en el desarrollo de sus hijos y el ejemplo que se puede dar a los más pequeños de la casa.

Influencia en el comportamiento

La Academia Americana de Pediatría recuerda en primer lugar la influencia que tienen los padres en el comportamiento de sus hijos. Un efecto que también se da en las nuevas tecnologías, el primer paso es aplicar unas normas de uso correcto en el hogar. Unas reglas que deben ser cumplidas por los adultos para que el resto tengan un buen ejemplo de la figura de autoridad.

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En caso contrario, como por ejemplo el uso de las nuevas tecnologías por los padres en cenas familiares y otros acontecimientos, indica a los más pequeños que no hay límite en el uso de estos dispositivos. Ante estos abusos de pantallas empieza a generarse un proceso de dependencia en los jóvenes, tal y como indica la Universidad de Castilla-La Mancha en su proyecto para la prevención de adicciones:

– Se produce una conducta placentera y reconfortante para el joven durante el uso de estas tecnologías.

– Hay un aumento de los pensamientos referidos a dicha conducta en los momentos en que la persona no está implicada en ella. Se echa en falta estas actividades para sentir la misma experiencia.

– La conducta tiende a hacerse cada vez más frecuente en la búsqueda de esta experiencia placentera.

– Se experimenta un deseo intenso de llevar a cabo la conducta, con expectativas muy altas.

– La conducta (uso de las nuevas tecnologías) no es ya el efecto placentero, sino el alivio del malestar por no estar utilizando estas pantallas.

Aumento de la tensión

Ante esta situación se pueden dar dos caminos. Por un lado que los adolescentes sigan utilizando las nuevas tecnologías para aliviar su malestar. Este caso el resultado es que terminan dejando de lado otras actividades que son necesarias para su día a día, incluso aislándolo de sus relaciones cotidianas y terminando por desarrollar su vida social dentro del entorno digital.

En caso contrario, en el que los padres empiecen a imponer límites en el uso de las nuevas tecnologías se produce un proceso de separación en donde aumenta la tensión en el hogar:

– Impulso intenso para realizar conducta en la que se está trabajando y que trae consigo efectos perjudiciales para la persona que lo ejecuta.

– Tensión creciente al no poder realizar estas conductas que antes reportaban «placer».

– Desaparición temporal de la tensión hasta que el joven es capaz de encontrar esta satisfacción en otras actividades.

¿Cómo saber cuándo el joven precisa de esta ayuda? Los expertos señalan que es complicado determinar cuando el uso de las nuevas tecnologías se convierte en inadecuado. Ante la falta de definiciones, podríamos utilizar los criterios de excesivo tiempo dedicado a la actividad, pérdida de control sobre esta e interferencia con las actividades de la vida cotidiana.

Damián Montero

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