Es necesario que nos preguntemos hasta qué punto los padres tenemos derecho a mostrar públicamente la vida de nuestros hijos. Algunos padres comparten fotos suyas incluso antes del nacimiento, ya que se sabe que el 23% de las parejas suben fotos de las ecografías durante el embarazo. Lo cierto es que al margen de las redes sociales, hay muchas formas de enseñar a nuestros seres queridos sin traicionar esa intimidad que es solo suya.
Uno de los aspectos que se analiza en el estudio Sharenting: La sobreexprosición de los hijos en las redes sociales, presentado por The Family Watch, tiene que ver con el derecho a la intimidad de los hijos, es decir, buscar el consentimiento de estos.
Dentro del debate es necesario que nos preguntemos hasta qué punto los padres tenemos derecho a mostrar públicamente la vida de nuestros hijos, si están enfermos, sus manías, su carácter, e incluso algún detalle que para nosotros resulta tierno o gracioso, pero que para ellos puede resultar bochornoso en el futuro.
Su privacidad y sus derechos de imagen
La línea entre el derecho a la privacidad de nuestra imagen y la suya es sumamente ambigua. Los medios de comunicación parecen confusos, si bien ellos se han visto siempre obligados a pedir permiso antes de realizar una fotografía a un menor o a pixelarle posteriormente la cara, parece que para los usuarios de redes sociales esa regla no se aplica en todos los casos.
Orange se suma a esta nueva preocupación social con una campaña de concienciación que demuestra que, en algunos casos, falta comunicación en la familia. En uno de sus vídeos, El sharenting, a examen, observamos claramente cómo algunos de los padres se sienten en el derecho de subir cualquier foto de sus hijos, fruto de un impulso de compartir su amor y su orgullo por ellos. Estos, adolescentes, les dan un suspenso y reivindican que les muestren la imagen que deseen subir previamente y solo la publiquen si dan su consentimiento, así como que regulen el número de fotografías subidas.
A esas edades son capaces de llegar a un acuerdo acerca del uso de su imagen; sin embargo, el concepto «nacimiento digital» surge para denominar a aquellos niños que, incluso antes de nacer, ya salen en las redes sociales de sus padres. Un estudio realizado por Parent Zone 4, señala que «el 79% de los padres desconoce las opciones que da la configuración de privacidad de las principales redes sociales, por lo que no son conscientes de la publicidad que están dando a sus fotos».
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Consejos para gestionar las fotos de nuestros hijos en redes sociales
¿Qué podemos tener en cuenta? Desde Pantallas Amigas nos ofrecen las siguientes recomendaciones:
1. No es recomendable crear una cuenta propia a nuestro hijo/a y subir fotos en dicha cuenta. Es mejor subir las fotografías en las redes sociales de los adultos.
2. Podemos pedir a nuestros hijos e hijas que “censuren” las imágenes que no quieran que compartamos. Es decir, que nos cuenten qué es lo que no quieren que subamos a redes sociales.
3. Tenemos que cerciorarnos de que las fotos que publiquemos en las que aparecen nuestros hijos estén siempre vestidos.
4. Leer y entender las políticas de privacidad de las redes sociales a las que subimos las fotografías.
5. Recordar, y tener siempre presente, cómo se sentirían nuestros hijos si en un futuro se tuvieran que enfrentar a una imagen suya que subimos a Internet. ¿Podría dañar su autoestima?
6. Activar las alertas de Google con el nombre de nuestro hijo, para que nos avisen si aparece en alguna búsqueda de Google.
7. No dar la localización y, si queremos hacerlo, hemos de tomar precauciones.
8. Compartir la información bajo el anonimato y pixelar las caras de nuestros hijos e hijas para respetar su privacidad, sobre todo si son menores de edad.
9. Si enviamos imágenes o vídeos a través de mensajería instantánea (como WhatsApp), tenemos que asegurarnos de que las personas a las que enviamos dicho contenido son de confianza y no lo compartirán sin nuestro permiso.
Una vida expuesta a través de las fotos
Y si, desde que aparecían en una ecografía, se han acostumbrado a ser protagonistas en las redes sociales, ¿será justo que después intentemos enseñarles y prevenirles en materia de seguridad y consciencia digital? «Creo que es más difícil educar en el cuidado de su imagen pública cuando tú la has expuesto desde que son pequeños», reflexiona Elisa Molina, creadora de Educar en calma. Esta maestra entiende que, a los padres de ahora, las redes sociales les han llegado como una herramienta que deben aprender a gestionar y usar con responsabilidad.
Son muchos los actores que han hecho películas siendo niños y se han sentido «utilizados» por parte de los adultos a su alrededor, continúa Elisa Molina. «Veremos qué ocurre con la generación que viene y que tiene su vida colgada en redes sociales», ya que, a pesar de que no exista una mala intención por parte de los padres, todavía no se sabe cómo podrán llegar a sentirse estos niños expuestos en las redes.
María Zabala, experta en la relación de la familia con el universo digital y fundadora de iWomanish, advierte de las futuras consecuencias que pueden surgir del sharenting. Sin contar el riesgo externo de que alguien pueda llegar a usar las imágenes de manera malintencionada, uno de los principales problemas comprendería que los niños asuman con naturalidad que se puede contarlo todo en las redes o que tienen el derecho de hablar o publicar imágenes de otras personas sin su consentimiento.
Como madre, la fundadora de iWomanish, encuentra lógico hablar de los hijos y de las experiencias en las que ellos forman parte. «Trato de marcar un límite en cuanto a cómo los enseño y sobre todo en cuanto a qué cuento sobre ellos». La clave reside en que, si el perfil en redes sociales es nuestro, deberíamos hablar sobre nosotros. No es necesario informar sobre detalles del día a día de los hijos.»Hay que hablar de conciencia», concluye. Queremos que en un futuro protejan su intimidad y no se sobreexpongan, reflexiona, pero olvidamos que la mejor forma de conseguirlo es dando ejemplo.
Es fundamental que utilicemos las redes sociales para contarnos con algo de valor y no solo como recurso de validación externa, compartiendo nuestras experiencias o conocimientos o actividades, centrándonos en nosotros. Recurramos únicamente a la imagen de los niños cuando de verdad sea necesario. «No enseñar nunca a nuestra familia en redes sociales es un objetivo muy difícil de cumplir», apunta Zabala. Lo importante es entender que hay muchas formas de enseñar a nuestros seres queridos sin traicionar esa intimidad que es solo suya y que no nos pertenece.
Ana Cemborain
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