La pandemia nos ha llevado a transformar nuestro hogar en el centro de toda actividad. Durante el confinamiento los mayores trabajaban desde casa y los más pequeños permanecían en ella para evitar los contagios. Ahora, una vez que se ha alcanzado la llamada, en su momento, «nueva normalidad«, se puede volver a hacer vida en el exterior. Aunque estas rutinas ni por asomo son las anteriores.
El riesgo de contagios o la activación de medidas para contener las expansiones del coronavirus hacen que el hogar siga ocupando una parte importante en nuestras vidas. De esta forma, actividades como por ejemplo el juego, han pasado a desarrollarse dentro de estas paredes. No queda otra, hay que transformar nuestras casas en un entorno propicio para ello.
Jugando y estimulando desde casa
Como bien dicen desde UNICEF a los niños les encanta jugar en grupo, pero el coronavirus ha roto con esta tradición por el riesgo de contagio. El distanciamiento físico es una medida para protegernos a nosotros y a nuestros mayores. Pero los más pequeños pueden ver esta situación como una catástrofe, transformándose en algo realmente difícil.
Por ello a los padres les toca pensar cómo pasar ratos divertidos con sus hijos, ampliando este mundo que se ha reducido al hogar. Estas son algunas ideas por tramos de edad que brindan desde UNICEF:
De 0 a 9 meses
– Cu-cu. Un juego clásico en donde los padres se cubren las manos para dar la impresión a los bebés de haber desaparecido, causando gran sorpresa cuando estos descubren que los mayores han regresado e incluso tratarán de imitarlos.
– Ver y nombrar. Tan sencillo como que los padres señalen varias cosas que hay en a casa y definirlas para que el niño empiece a relacionarlas de manera que no haya lugar a las dudas sobre qué es qué.
– Las partes del cuerpo. Misma idea que la anterior propuesta, pero en esta ocasión aprovechando las partes del cuerpo del bebé.
De 1 a 2 años
– Coche en una caja. Aprovecha una de las cajas que tengas en casa y asegúrate de que no tenga nada que pueda lastimar al niño. Monta en ella al pequeño y arrastrando con un cordel, simular que es un coche de carreras. También sirve como manualidad en la que los padres y los hijos tendrán que decorar el «vehículo».
– Dibujo libre. Una hoja de papel en blanco, muchos colores y toda la imaginación del niño para crear en este espacio.
– Pasarse la pelota. Una pelota que pasa de mano en mano, bien por el aire o bien rodando por el suelo. Una oportunidad de generar confianza con los hijos al demostrarles que hay respuesta a sus acciones y de potenciar la motricidad y capacidad de reacción.
De 3 a 4 años
– Fiesta de disfraces. Tan fácil como coger telas o ropa que se tenga en casa y disfrazarse, tanto de algo que exista como crearlo desde cero.
– Pilla- pilla. Un juego clásico donde uno persigue y el otro trata de evitar ser atrapado, recuerda que este juego en casa requiere de habitaciones en los que no haya peligro como muebles contra los que chocar o suelos resbaladizos.
– Nombrar al animal. Alguien imita a un animal, la otra persona trata de descubrir de cuál se trata. Parece sencillo, pero, ¿lo es realmente?
De 5 a 8 años
– Carrera de obstáculos. En una habitación sin demasiados peligros, aprovecha juguetes o cojines para trazar un circuito que los niños tendrán que sortear hasta alcanzar la meta.
– Juego simbólico. Deja que el niño asuma el liderazgo y aliéntalo a crear un escenario imaginario en donde solo hay que seguir sus instrucciones.
Damián Montero
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