¿Qué opinan vuestros hijos de la conciliación familiar? ¿Hablamos de las dificultades para conciliar familia y trabajo con los niños? Lo cierto es que poco se pregunta a los niños y se escribe de lo que opinan los más pequeños sobre el tema de la conciliación. ¿Saben qué es la conciliación? ¿Conocen sus Derechos? ¿Qué opinan de la conciliación? ¿Qué es lo que necesitan? ¿Qué es lo más beneficioso para ellos?
¿Cuánto tiempo tienes para mi?
Con motivo de la celebración de los Derechos del Niño, nos preguntamos qué significado tiene para los niños el concepto de conciliación laboral, personal y familiar. Y debido al interés que empezaba a suscitar esta preocupación, la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios (ARHOE) ha promovido un concurso de dibujo para niños de 6 a 12 años en el que deberían plasmar con imágenes este significado. Como alternativa también podían entrevistar a sus padres simulando ser un periodista.
Los resultados del certamen que ya cuenta su VI Edición han sido sorprendentes. Por mayoría, lo que más necesitan los niños es pasar más tiempo con sus padres y madres. El mejor regalo para ellos es el tiempo que su papá y su mamá les puedan dedicar. Y es que los niños quieren que sus padres les escuchen, jueguen con ellos y disfruten de su compañía.
Pero, ¿qué podemos hacer los padres que luchamos por conciliar para no sentirnos culpables por no poder estar más tiempo con nuestros hijos? Mar Romera, maestra y psicopedagoga, responde que «para no sentirnos culpables, el primer punto para mi es reconocer que nos cuesta conciliar. Cuando lo reconocemos estamos realmente en disposición de poder mejorar en algo. Y segundo, no compensar sobreprotegiendo, sobreregalando o sobreestimulando. Nuestros niñas y niñas saben adaptarse a las situaciones; mis hijas han pasado muchas noches sin mí y yo no me siento culpable porque ellas saben perfectamente que estoy. No es la demagogia, tampoco, de calidad frente a cantidad, es estar. Es estar desde la no permisividad, desde la ubicación y el límite, desde el amor incondicional que no les facilita toda su vida porque me siento culpable, sino que les da la opción a conquistar su propia autonomía».
La familia es la primera escuela de emociones
En cualquier caso, la familia es la primera escuela de las emociones y los niñas y niñas que nos tienen como referentes, nos aprenden a nosotros sistemáticamente. «Ellos aprenden lo que nosotros hacemos, cómo nos sentimos. Mis hijas aprenden cómo miro a mi padre ahora que está un poco malito, cómo lo mimo o lo respeto. Cómo entro y salgo; cómo preparo un plato para ponerlo en la mesa, con más o menos cariño, mis hijas me aprenden. Probablemente no aprenden casi ninguno de los discursos que en ocasiones les doy y que me podría ahorrar», asegura Mar Romera.
Lo más importante es que hagamos partícipes a nuestros hijos de algo grande que es nuestra familia, con todo lo que eso conlleva. La psicopedagoga Mar Romera explica que «los momentos de estar, tocarnos, escucharnos, besarnos, decir «te quiero», que a veces se nos olvida, son tremendamente importantes. Hay que permitirles vivir toda la escala emocional. Por ejemplo, nosotros intentamos compensar, por nuestros déficits por trabajo, por prisa y otras cosas, que nuestros hijos nunca sufran. Hay una pérdida en la familia y nuestros niños son relativamente pequeños y los apartamos: no pueden ver que el abuelo ha fallecido, etc. Esto es privarlos de un proceso de desarrollo. Los niños y niñas tienen que percibir cómo tenemos dificultades los adultos que los queremos, pero que ellos también forman parte activa de la vida»
Preparar a los niños hoy para mañana
Los padres de hoy en día debemos implicarnos en lo que debe ser y no en lo que simpre ha sido. De manera que, como dice Mar Romera, «llevamos mucho tiempo pensando que debemos educar a los niños para mañana, que los preparamos hoy para mañana. Los niños y las niñas ya son ciudadanos hoy y como tal tienen que tener un rol activo dentro de la sociedad».
En este sentido, la Convención Internacional de los Derechos del Niño, «en su artículo 3, dice que siempre tiene que prevalecer el interés del menor. El artículo 12 dice que los niños y las niñas tienen derecho a opinar sobre aquellos aspectos que les afectan. Esto deberíamos tenerlo en cuenta en casa y en la escuela porque no opinan nunca sobre lo que les afecta. Y también dice el artículo 31 que los niños y las niñas tienen derecho a su tiempo libre y al juego. Esto es una prioridad fundamental. Tienen derecho a caerse, a hacerse una herida en la rodilla, a jugar al escondite, a encontrar el chico que le gusta a solas para tocarse por primera vez. No pueden estar viviendo en campos de concentración de ricos por sobreprotección. Si nosotros les permitimos toda esta estructura, aunque no estemos todo el tiempo que desearíamos, y evidentemente en ocasiones podríamos estar mucho más, sí que les estamos dando la oportunidad de conquistar su propia existencia y su propia vida», asegura Mar Romera.
Y es que no hay que irse muy lejos para ver que existen algunas dinámicas en la educación que no respetan los derechos fundamentales de los niños como son la sobreprotección, las incoherencias de los mensajes, la responsabilidad inadecuada… La vulnaración de los Derechos del Niño no está solo en países donde existen conflictos bélicos.
Marisol Nuevo Espín
Asesoramiento: Mar Romera, maestra y psicopedagoa.
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