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Estos son los complejos más frecuentes de los niños

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La época que por excelencia debería el tiempo más bello de sus vidas, la infancia, puede convertirse en un verdadero calvario como consecuencia de tener algún complejo, un sentimiento que puede bloquearles en muchos aspectos, no solo a nivel social, y que deben superar trabajando su autoestima.

A partir de los ocho o nueve años, los niños son capaces de valorar las reacciones que tienen los demás hacia ellos y discernir si son buenas o malas. Por esta razón, desde chiquitines debemos enseñarles a pensar por sí mismos y a decidir sobre algunas de las cosas que les afectan directamente. Sólo de este modo crecerán seguros de sí mismos y serán capaces de superar todos los rechazos que vengan del exterior.

Los complejos más frecuentes en los niños

Los complejos más frecuentes de los niños pueden ser físicos, es decir, derivados de su propia persona en comparación con los demás, intelectuales cuando están originados por la falta de autoestima al comparar sus notas con otros compañeros de colegio y emocionales cuando su timidez o introversión bloquean sus relaciones sociales. 

1. Complejos físicos
El origen de los complejos físicos de los niños surge cuando se comparan físicamente unos a otros, en altura, en el peso, porque quieren ser como los mejores, aquellos que se anuncian en televisión, o como sus deportistas o actores favoritos. Ahí empieza el calvario para un niño cuyo peso, por ejemplo, sea un poco superior a la media de los de su edad, para los que llevan gafas, para los que usan correctores dentales…

2. Miedo al fracaso escolar
Los padres tienen tendencia a comparar las notas que traen los niños a casa con su futuro profesional y eso puede acarrearle al niño un sentido de culpabilidad y que termine en un complejo de inferioridad. Además un estado de ansiedad por pensar que no es capaz de sacar buenas notas y que su vida profesional será un fracaso.

3. Introversión
Hay niños que tienen miedo a relacionarse con otros compañeros porque les da miedo lo que piensen de ellos y que les rechacen. Se anticipan a lo que los demás puedan decidir sobre su persona y esto les lleva a inhibirse completamente mostrando su timidez o introversión.

Ideas para ayudar a los niños a superar sus complejos

– Toda comparación es odiosa, especialmente cuando es reiterativa y dejamos siempre por debajo al hijo. A su edad no se era mejor ni peor, sólo distintos.

– Descubre alguna cualidad del niño en la que sea posible apoyarse para ayudarle. Alguna afición especial, algún deporte en el que destaque, alguna virtud… Si se le reconocen sus méritos verá el mundo con otros ojos y se sentirá rehabilitado.

– Intenta elogiarle varisa veces al día. No hace falta esperar a encontrar virtudes. Que vea que su familia está a su favor.

– Si tiene algún defecto no hay que ocultarle lo que es una realidad: un defecto. Es algo que no puede ignorar. Al revés, tiene que superarlo y darse cuenta de que tiene mucho mérito saber llevarlo bien. Que se dé cuenta de que es una persona especial para que tenga un alto concepto de sí.

A veces, el complejo de inferioridad se revela con una excesiva timidez, con pereza, con accesos de rabia o con galimatías más o menos imaginativos que pueden llegar a poner muy nerviosos. En todo caso, hay que tratar de evitar siempre el reprender los hechos relacionados con el complejo, con los defectos, mediante comparaciones. Pero, por supuesto, no se puede dejar pasar que no cumpla con sus obligaciones como hacerse la cama, ser ordenado, etc.

Marisol Nuevo Espín

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