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Competiciones infantiles: cómo conseguir que no estresen a los niños

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Las competiciones infantiles abarcan una amplia gama de actividades, desde deportes hasta artes y juegos. Participar en estas competiciones desde una edad temprana puede ofrecer múltiples beneficios para los niños, como el desarrollo de habilidades sociales, la mejora de la autoestima y el fomento de un espíritu de trabajo en equipo. Sin embargo, también es crucial reconocer y gestionar los posibles riesgos que pueden surgir, como la presión excesiva y el estrés.

Beneficios de participar en competiciones infantiles

Los deportes en la edad infantil juegan un papel importante en la socialización, la formación de la personalidad, la mejora física, psíquica e intelectual. En la iniciación hay que tener muy claro que «el niño debe aprender jugando y disfrutar de lo que hace, ya que éste vive el deporte, vive su evolución personal y se siente motivado para seguir adelante. Primero se construyen los pilares y sobre éstos se va edificando y cautivando al joven deportista. Los padres deben saber que la influencia que ejercen sobre sus hijos es directa pudiendo ser positiva o negativa. En caso negativo, lo único que conseguiremos es entorpecer el crecimiento del niño y confundir sus objetivos deportivos», aseguran Virginia Posadas Kalman, Licenciada en CC de la AF y Deporte y Francisco Javier Ballesteros, Diplomado en CC de la Educación, autores del estudio La competición: ¿cómo afecta a los pequeños deportistas?, realizado por la Universidad de Granada.

Entre los principales beneficios de participar en competiciones deportivas destacan:

1. El desarrollo de habilidades sociales. Las competiciones permiten a los niños interactuar con sus compañeros y aprender a trabajar en equipo, comunicarse y respetar a los demás.

2. Aumento de la autoestima. El reconocimiento de sus esfuerzos y logros puede incrementar la autoestima de los niños, proporcionándoles una sensación de logro y orgullo.

3. Enseñanza del manejo del éxito y el fracaso. Las competiciones enseñan a los niños a lidiar tanto con el éxito como con el fracaso de manera saludable, entendiendo que ambos son parte del proceso de aprendizaje y crecimiento.

4. Fomento de la disciplina y la perseverancia. La preparación para competiciones implica practicar y dedicarse a mejorar, lo que fomenta la disciplina y la perseverancia en los niños.

5. Desarrollo físico y mental. Participar en deportes y otras actividades físicas ayuda en el desarrollo físico, mientras que las competiciones académicas y artísticas estimulan el desarrollo mental.

Cómo llevar bien la participación en competiciones

Según explican los expertos Virginia Posadas y Francisco Javier Ballesteros, «es vital que tanto padres como entrenadores se enfoquen en la importancia del esfuerzo y el proceso de aprendizaje más que en ganar. Esto ayuda a los niños a disfrutar de la actividad y a entender que el crecimiento personal es el verdadero premio».

También es importante ayudar a los niños a establecer metas alcanzables y realistas, algo esencial para reducir la presión y el estrés, haciendo que la experiencia sea más agradable y menos intimidante.

Además, los niños necesitan saber que cuentan con el apoyo y la comprensión de sus padres y entrenadores, independientemente del resultado de la competición. Esto les proporciona seguridad emocional. Los padres y entrenadores debemos enseñarles a manejar tanto las victorias como las derrotas de manera saludable.

Por otra parte, al tratarse de niños, la diversión y el juego deben formar parte de la actividad. Participar y competir no debe ser un trabajo o una obligación para ellos, al contrario, la actividad debe seguir siendo divertida. El juego y la diversión deben ser elementos centrales en cualquier competición infantil.

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Riesgos potenciales de las competiciones infantiles y cómo mitigarlos

Riegos de participar en competiciones infantiles

Que el competición produce niveles elevados de estrés está más que comprobado. Hanson, en 1976, encontró que la tasa cardiaca de los niños cuando estaban con el bate de béisbol en la mano era de entre 145-166ppm. Por el contrario, la tasa cardiaca mientras estaban defendiendo era de 128ppm.

Virginia Posadas Kalman, Licenciada en CC de la AF y Deporte y Francisco Javier Ballesteros, Diplomado en CC de la Educación, autores del estudio La competición: ¿cómo afecta a los pequeños deportistas?, realizado por la Universidad de Granada, aseguran que «la modalidad de competición también contribuye al desarrollo físico, emocional e intelectual de los niños y proporciona experiencias acerca de su capacidad y habilidad, confianza en sí mismo y estimula la conducta social. De ahí que deba considerarse la competición en edades tempranas de una manera positiva, teniendo muy presente que el entrenamiento intensificado carece de justificación fisiológica y educativa, origina tensiones físicas y mentales extremas, conlleva riesgo psicológica y de desarrollo social, requiriendo unos niveles de activación por encima de los normales, y si es estresantes puede repercutir negativamente sobre el rendimiento, provocar retiradas, e incluso niños con problemas psicológicos».

Entre los riegos potenciales destacan: 

1. Estrés y ansiedad. Está comprobado que la presión excesiva para ganar puede llevar al estrés y la ansiedad en los niños. Es importante equilibrar las expectativas y asegurar que la participación sea voluntaria y placentera.

2. Desgaste físico y emocional. La sobrecarga de actividades y la falta de tiempo de descanso pueden llevar al agotamiento físico y emocional. Es crucial mantener un equilibrio adecuado entre la competición, el tiempo de juego y el descanso.

3. Comparación negativa y baja autoestima. Compararse constantemente con otros puede afectar negativamente a la autoestima. Enfocar el crecimiento personal y celebrar las mejoras individuales puede ayudar a mitigar este riesgo.

4. Pérdida de interés y motivación. La presión para sobresalir puede hacer que los niños pierdan el interés en la actividad. Mantener la experiencia divertida y sin presión puede ayudar a mantener su motivación.

5. Impacto en el desarrollo social. La competencia excesiva puede afectar las relaciones sociales y a la capacidad de los niños para desarrollar amistades saludables. Fomentar un ambiente de apoyo y colaboración puede contrarrestar esto.

Por tanto, las competiciones infantiles pueden ser beneficiosas cuando se llevan a cabo de manera equilibrada y saludable. Es fundamental que los padres y entrenadores, fomenten una actitud positiva y de apoyo, centrada en el crecimiento personal y la diversión. Al hacerlo, los niños pueden disfrutar de los muchos beneficios de las competiciones, mientras se minimizan los riesgos asociados.

Marisol Nuevo Espín
Asesoramiento: Virginia Posadas Kalman, Licenciada en CC de la AF y Deporte y Francisco Javier Ballesteros, Diplomado en CC de la Educación, autores del estudio La competición: ¿cómo afecta a los pequeños deportistas?, de la Universidad de Granada.

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– Simone Biles Sin miedo a volar. El movimiento de un cuerpo, el equilibrio de una vida (Palabra)

Lolo Jones Salvando obstáculos. Cómo superar los tropiezos de la vida con determinación y empuje (Palabra)

Luz Long y Jesse Owens Berlín 1936 La historia de Luz Long y Jesse Owens (Palabra)

Lopez Lomong Correr para vivir De los campos de Sudán a las Olimpiadas (Palabra)

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