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Mis compañeros no me quieren

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Uno de los principales motivos por los que los niños van con tantas ganas al colegio es porque están con sus amigos, pero no todos los niños tienen tantas ganas de ir al colegio. Algunos lo viven con mucho sufrimiento, puesto que no se encuentran a gusto en el grupo o tienen problemas con algunos compañeros.

Es importante estar atentos a la causa que pueda estar detrás de cada frase como: «no quiero ir al colegio«. ¿Qué motivos puede tener un niño para que no quiera ir al colegio? Las razones pueden ser muchas: aburrimiento, dificultades de aprendizaje, académicas, de relación social…

Con independencia de cuál sea la causa, es fundamental buscar soluciones. Cuando el origen está centrado en temas de relación social, es crucial estar atentos y recoger datos, para ver si se trata de un tema de dificultad de relación, por faltas de estrategias personales, o las dificultades van más allá y el niño o niña está sufriendo un acoso escolar. En este caso, es muy importante actuar y buscar soluciones inmediatas.

El acoso escolar es uno de los problemas que preocupan a los padres cuando sus hijos se acercan a la adolescencia, esa etapa en la que las hormonas mandan más que la razón y en la que se producen este tipo de situaciones complicadas que pueden agravarse de manera importante si no se tratan a tiempo.

Modos de actuar cuando los niños no quieren ir colegio

En primer lugar, no debemos asustarnos ni huir del tema, debemos asumirlo y asegurarnos de si el acoso existe y en qué medida tiene validez lo que nos transmite el niño. A partir de ahí, el siguiente paso es observar al niño en distintas situaciones, en casa, en el patio, jugando con otros niños o en otras actividades, y recabar información a través de otros amigos o de gente de su entorno. En el momento que comprobemos que el bullying existe como tal, tenemos que pedir apoyo al centro escolar.

Al principio es muy importante estar alerta porque, en ocasiones, se pueden sacar de contexto distintas situaciones. Siempre se han dado y se seguirán dando momentos de insultos, de burlas, de presión por parte de algunos niños hacia sus iguales, que no tienen por qué considerarse acoso. No son comportamientos adecuados, pero tampoco llegan a nada más grave. Normalmente, en estas situaciones los niños tienen capacidad, estrategias o recursos suficientes para defenderse y resolver el tema.

Sin embargo, el acoso se produce cuando hacer el mal al otro se convierte en obsesión de manera constante para el que lo hace y el que lo sufre es incapaz de hacerle frente. No es capaz de tomar medidas para solucionarlo por sí mismo y, cuando, en realidad, le supone un sufrimiento, pide ayuda a los padres.

Más a fondo: ¿existe acoso escolar?

En las primeras etapas puede darse algún caso en el que el niño, por ser todavía pequeño, no sepa comunicar ni distinguir lo que le pasa y, para cuando nos damos cuenta, puede ser demasiado tarde y es posible que haya sufrido mucho de manera interna. También puede ocurrir que pensemos que son cosas de niños o que nos parezca que es difícil que en edades tan tempranas se hagan tanto daño.

Normalmente, esta problemática se suele dar en la adolescencia. Es entonces cuando los «ya no tan niños» lo pasan realmente mal. En esta etapa los adultos dejan de ser figuras referentes, ya que piensan que van en su contra y lo importante para ellos, en esa fase, es el grupo. Por eso es complicado, cuando se produce el acoso, que un adolescente sea capaz de ir en contra del grupo. Se sienten muy mal, ya que es su punto de apoyo el que va en su contra.

La principal dificultad que encuentran estos jóvenes es el modo en que se tienen que enfrentar a esta situación, ya que no hallan recursos para superarlo a lo que hay que añadir que no suelen decirlo por temor a las consecuencias. Debemos estar atentos para darnos cuenta del problema que tienen, porque para ellos es complicado revelarlo. Por eso, es importante observar su conducta, hablar con amigos o con el centro escolar para atajarlo cuanto antes.

Una vez que confirmamos que está sufriendo un acoso, hemos tener mucho cuidado, ser cautelosos y discretos, no ir a hablar con el acosador ni con el grupo, y no juzgar. Ante todo, hay que aceptar la situación y dar el apoyo que podamos. En ocasiones, es necesaria la ayuda del profesional o del centro escolar para que puedan superar este problema.

Para muchos que lo sufren puede ser, sin duda, una de las situaciones más estresantes de la vida, no solo por la situación en sí, si no por el modo que lo viven. Lo que hay que hacer en estas situaciones es reforzar mucho y dar mucho cariño, autoestima, seguridad y tranquilidad al acosado. El principal objetivo es relajarles para que, poco a poco, vayan teniendo seguridad en sí mismos.

Es conveniente poner en práctica distintas fórmulas para distraerles, que pueden ser mediante planes con la familia en los que se sienta arropado y querido. También intentar llevar a cabo diferentes actividades con otro grupo de amigos que no sean los del colegio o con otras personas en las que se puede apoyar y se sienta aceptado, facilitarle el acceso a un nuevo grupo a través de extraescolares… De este modo aprenden que en la vida hay mucho más que esos amigos que creen que lo son todo.

En conclusión, hay que reforzar su autoestima y darle equilibrio emocional para que se quiera y aprenda a tener fortaleza ante las dificultades, ofreciéndole, en paralelo, la oportunidad de tener otros amigos y otras relaciones sociales.

María Campo. Directora de EdukaNature

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