Se acabó el confinamiento. Han sido meses los que los niños han pasado en su casa, sin poder desarrollar actividades que antes hubieran sido normales. Algo tan simple como bajar a la calle y jugar con los amigos se tornó algo imposible a favor de la seguridad sanitaria. La escuela, otro de los focos socializadores, también se cerró hasta que se pudiera asegurar una estancia sin riesgo.
¿Qué es lo que más echaron de menos los niños durante este tiempo? ¿Cómo pasaron estos días de confinamiento los más pequeños de la casa? El informe La escuela está cerrada, ¡pero el aprendizaje, no! ha querido profundizar en estas visiones para conocer la opinión de los menores y adolescentes. Una oportunidad de conocer el nivel de bienestar de la infancia y la juventud.
La importancia de los amigos
En este estudio realizado por Educo, se realizaron diversas encuestas a un total de 4.476 niños y adolescentes de 10 países. Una oportunidad, como se ha dicho, de descubrir cómo pasaron el confinamiento este sector de la población. El 24,56% de las personas afirmaron haber extrañado acudir a la escuela y un 20,93% a los amigos y un 17,28% visitar a familiares.
Una visión que demuestra la importancia de la socialización en los más pequeños de la casa. Salir y jugar fuera de casa se presenta como otro de los puntos que más habían echado de menos los encuestados (10,49%). Los datos de este este estudio muestran que los niños y adolescentes dan un gran valor a la amistad, un vínculo que prefieren tener de manera presencial.
De manera general, los niños en torno a los cinco años o menos echa mucho de menos poder ver a sus amigos y el visitar a familiares. Sin embargo, mantienen como primera opción el seguir asistiendo a la escuela (o cualquier otro espacio similar dirigido a la primera infancia) y son los únicos que le dan un gran valor a la posibilidad de volver a ir al parque, lo que es algo muy lógico en esta etapa de la vida por lo que significa para poder correr, jugar,etc.
De manera general las edades de 6 a 11 y de 12 a 17 años tienen un patrón de lo que echan de menos bastante similar. Solo cambia por el hecho de que los encuestados de 6 a 11 años extrañan más el poder salir y jugar fuera de casa; sin embargo, los de 12-17 años privilegian más el poder visitar a familiares y amistades, ya que están en edades donde han podido construir relaciones significativas fuera de casa y con mayor nivel de autonomía, por ende, su deseo de disfrutar con estos grupos.
Preocupación por la salud
En este informe también se ha querido preguntar por las preocupaciones de los niños a la hora de salir de casa. En primer lugar aparece la posibilidad de enfermar o de que alguien de la familia pueda contraer el coronavirus (23,21%). El terreno económico también es algo que perturba a los más pequeños de la casa, ya que un 18,86% confirma que no tener dinero para pagar las necesidades es un asunto que les quita el sueño.
Cierra este podio de preocupaciones la posibilidad de que los mayores no puedan salir a trabajar (17,94%). En cuanto a la vida tras la pandemia, tanto niños como adolescentes plantean la posibilidad de que esta coyuntura abra la posibilidad de generar cambios positivos a favor de la humanidad y el medio ambiente. Una oportunidad de invertir en cosas realmente importantes.
De manera general, los encuestados también valoran positivamente el hecho de estar más tiempo con la familia, o la posibilidad de tener más tiempo para jugar en casa, dibujar, etc. Destaca el valor que se le da a permanecer en casa y a las relaciones dentro de la misma, y cómo esto genera un sentimiento de seguridad entre los participantes en este estudio.
Damián Montero
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